El turismo andaluz como motor del desarrollo regional sostenible
Andalucía ha cerrado el 2016 con los mejores resultados de actividad turística de su historia. Se han contabilizado un total de 28,2 millones de turistas y 51,5 millones de pernoctaciones, lo que supone un 8,2 % y un 7,9 % más que en el año 2015. Esto supuso un incremento del 7,3% de los ingresos del sector, hasta alcanzar los 19.ooo millones de euros (IECA, 2017). Estas cifras están alineadas con las registradas a nivel nacional, donde el año 2016 también ha batido records históricos.
Y es que la actividad turística tiene un peso específico en la estructura productiva regional. Los últimos datos disponibles apuntan que este sector fue responsable del 20,4% de la producción total andaluza y del 14,3% del empleo en 2014. El sector turístico presenta mayor importancia relativa, en términos de producción y empleo, que las ramas de actividades primarias (3,6% y 8,6%) y construcción (7,6 y 5,3%), así como mayor importancia que las de industria en términos de empleo (29,3% y 8,4%). Por otra parte, las actividades que conforman el sector turístico se encuadran en el sector terciario o sector servicios, representando el 34,4% de la producción del mismo y 18,4% del total de puestos de trabajo equivalentes en el sector de servicios andaluz en el año 2014.
Estas cifras nos hacen plantearnos la potencialidad del sector turístico andaluz como motor del crecimiento económico de una región fuertemente golpeada por la crisis económica, donde la tasa de desempleo aún se sitúa por encima del 25%, según los datos de la EPA para el primer trimestre del 2017 (INE, 2017), y con un desalentador dato de desempleo juvenil, que alcanza al 50% de la población andaluza entre 20 y 24 años. Para dar respuesta a este interrogante se ha constituido un equipo de trabajo formado por los profesores Marchena y García (Universidad de Sevilla) y Cardenete y Campoy (Universidad Loyola Andalucía), cuyos primeros resultados se presentaron a mediados de abril en un workshop realizado en la Facultad de Turismo de la Universidad de Sevilla y promovido por la Asociación Andaluza de Ciencia Regional.
Estos resultados muestran que, desde un punto de vista estructural, el sector turístico se configura como un sector clave dentro del entramado productivo andaluz. Se trata, por tanto, de un sector con una gran capacidad de arrastre de la producción de aquellas otras actividades y servicios empleados como consumos intermedios para atender la demanda turística. La dimensión económica de las ramas directas e indirectas del turismo es de 22,1 miles de millones de euros, con un efecto multiplicador del 1,47, lo que implica que por cada euro que consume un turista, el conjunto de la economía andaluza genera una producción por valor de 1,47 euros (SAETA, 2016). Sin embargo, su dimensión productiva no está distribuida de manera uniforme por el territorio, sino que se concentra en el litoral. La costa andaluza recibió en 2015 casi el 60% de los turistas que llegaron a la región, un 8,8% más que el año anterior, generando economía de aglomeración y escala e impactos territoriales y medioambientales, que hacen emerger el ya clásico debate de la sostenibilidad económica versus la sostenibilidad social y ambiental.
Por otra parte, el sector turístico da empleo a una media de 357.000 personas (SAETA, 2016), es decir, casi el 13% de los ocupados andaluces. El 29,3% de los mismos lo hace a tiempo parcial. Esto sitúa al sector turístico andaluz a la cabeza de los sectores con este tipo de empleo, por encima incluso del sector servicios (21,1%), y de la media regional (18,2%). Además, en 2015, el 53,1% eran contratos de duración indefinida y el 46,9% restante de duración temporal; pero el crecimiento de estos últimos fue el triple (15,8%) del experimentado por los indefinidos (4,5%), fruto de la estacionalidad turística. Y es que la capacidad del sector turístico para generar empleo está por debajo de la media andaluza, a pesar de los datos registrados por el lado de la demanda. Así lo muestra lo muestran los multiplicadores de empleo calculados para el sector turístico y para el conjunto de Andalucía, que se sitúan en 8,6 y 13,8 empleos por cada millón de euros, respectivamente.
Además, los procesos de automatización y de mejora de la productividad tecnológica suponen otra amenaza para el débil empleo turístico andaluz, ya que se está produciendo progresiva sustitución del trabajo de poco valor añadido, rutinario y de escasa productividad. Cabe destacar que sólo el 22% de los establecimientos turísticos andaluces han proporcionado formación TICs a sus empleados. Así, los datos de la Encuesta de Coyuntura Turística de Andalucía (IECA, 2017) cruzados con los de la Encuesta de Población Activa para los dos últimos años, 2015 y 2016, apuntan que la precariedad y estacionalidad del empleo turístico andaluz es estructural y se ha intensificado en los últimos años. En Andalucía, se está configurando un bucle de precarización en el empleo turístico, asimilación tecnológica -básicamente comercio electrónico- y necesidad por defecto de dicho empleo, por la insuficiencia industrial, que están lastrando su competitividad.
Finalmente, el gasto medio de un turista en Andalucía se ha cifrado para 2015 en 62,84 euros (SAETA, 2016), mientras que la estancia media fue de 8,7 noches, con una clara concentración en el litoral 68,3 %). Ambas cifras nos permiten cifrar el gasto medio por turista en 547 euros al año. Estas cifras se alejan de lo podríamos calificar como un turismo de calidad y pone la luz en el factor precios como elemento de competitividad de la oferta andaluza en el contexto nacional y mundial.
De estos primeros resultados cabe concluir que, aunque el sector turístico andaluz tiene una gran importancia en la estructura productiva regional, presenta una fuerte precarización en el empleo, una escasa incorporación tecnológica en sus procesos productivos, una estrategia de competitividad vía precios con poco recorrido y una alta estacionalidad y concentración espacial. Andalucía es una región rica en recursos naturales y patrimoniales, pero la concepción actual del sistema turístico necesita de una renovación y colmatación de sus activos para convertirse en un motor de crecimiento económico social y medioambientalmente sostenible. Resulta necesario realizar una tarea investigadora que decodifique la capacidad de arrastre del turismo andaluz para el desarrollo regional, con un seguimiento constante del comportamiento de las mencionadas variables en clave de sostenibilidad. En ello estamos.
IECA (2017): Encuesta de Coyuntura Turistica Anual. Accesible en http://www.juntadeandalucia.es/institutodeestadisticaycartografia/iea/consultasActividad.jsp?CodOper=46&sub=57941
INE (2017): Encuesta de Población Activa. Accesible en http://www.ine.es/dyngs/INEbase/es/operacion.htm?c=Estadistica_C&cid=1254736176918&menu=resultados&idp=1254735976595
SAETA (2016): Balance del año Turístico en Andalucía, año 2015. EPTA. Consejería de Turismo y Deporte, Junta de Andalucía. 252 pp.
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