La Riqueza de las Regiones (por la Asociación Española de Ciencia Regional

Planificación del desarrollo rural: una necesidad

Por José A. Camacho Ballesta. Profesor de Política Económica y Director del Instituto Universitario de Desarrollo Regional de la Universidad de Granada

 

La planificación regional a medio/largo plazo es una herramienta con la que cada día estamos más familiarizados, desde la integración de España en la Unión Europea. Indudablemente las regiones más atrasadas son las que tienen un mayor incentivo en proporción a las oportunidades de financiación de los proyectos a desarrollar con financiación de Bruselas. Las estrategias de desarrollo del entorno rural, han venido de la mano de las iniciativas comunitarias desde los años 90, como fueron LEADER, PRODER y sus respectivas sucesoras. En el Marco anterior 2007-2013 se pasaron de las iniciativas al Programa de Desarrollo Rural (PDR) financiado por medio del Fondo Europeo de Desarrollo Rural FEADER. En la actualidad la Unión Europea está aprobando los PDR 2014-2020 de las regiones españolas, así como el PDR nacional.

Las oportunidades de los habitantes del entorno rural están condicionadas por registrar niveles de renta más reducidos y donde las opciones en su mercado de trabajo son más limitadas que en el entorno urbano debido a su diversificación productiva. Pero estos aspectos son el resultado de dos dimensiones: sus limitaciones en términos de competitividad y las barreras al estado de bienestar. Indudablemente todo ello tiene consecuencias demográficas, sociales y ambientales más allá de las propiamente económicas. Todo ello justifica la necesidad de instrumentar acciones para intentar alterar una tendencia peligrosa, o al menos preocupante.

Sus limitaciones en términos de competitividad se justificación por la escasez de los factores claves de la misma:

– La reducida proporción de personas cualificadas, en parte condicionada por una especialización productiva concentrada en las actividades primarias, extractivas y servicios tradicionales como el comercio y el turismo con escasa capacidad de atracción de capital humano.

– La innovación tecnológica, no forma parte del patrón de comportamiento empresarial, que encuentra más oportunidades en unos salarios más reducidos, el acceso a recursos naturales, o el desarrollo de actividades de intermediación como de su crecimiento.

– El espíritu empresarial y el desarrollo de un entorno de cooperación empresarial en general y cooperación tecnológica muy especialmente brillan por su ausencia en el entorno rural, aunque todos conocemos señaladas excepciones.

Por otra parte, desde la perspectiva del estado de bienestar, es necesario resaltar la gran disparidad en el acceso a los servicios que constituyen el mismo como son la educación, sanidad y servicios sociales, en especial dependencia. En este sentido, esta falta de accesibilidad puede llegar a generar en palabras de A. Sen “una limitación de capacidades”.

Las consecuencias demográficas son un continuo envejecimiento de los entornos rurales, iniciados con el éxodo rural del desarrollismo y perpetuados por un permanente éxodo estudiantil sin retorno, quedando los pueblos “Colgados de un barranco….”.

Socialmente, sin la sabia de la juventud y su iniciativa, las reivindicaciones terminan siendo asistencialistas y no de reactivación económica y de búsqueda de modelos productivos que compatibilicen el bienestar y la eficiencia económica.

Un mundo rural sostenible es una necesidad de nuestra aldea global, el abandono del campo, que en entornos áridos alimentan la desertización y en otros medios más húmedos favorecen desastres como los incendios o la proliferación plagas y epidemias sobre los hábitats.

Todas las dimensiones analizadas, más allá de los tiempos de crisis que hemos estado viviendo, justifican la necesidad de instrumentar acciones orientadas hacia una nueva estrategia de desarrollo en la España rural, unos resultados eficientes es una garantía de bienestar general. Bienvenidos los PDRs 2014-2020, BIENVENIDOS LOS 8.297 Millones de euros.