La Riqueza de las Regiones (por la Asociación Española de Ciencia Regional

¿Nuevos ricos?

Por Víctor Valverde. Profesor de la Universidad de Valladolid, y Presidente de la Asociación Castellano y Leonesa de Ciencia Regional.

 

Le invito a un muy rápido recorrido por la historia de nuestra especie:[1]

 

Aparecemos hace aproximadamente 200.000 años (homo sapiens).

 

¿Qué determina nuestro crecimiento como especie? ¿Se lo ha planteado alguna vez? No somos muy diferentes a otras especies en este sentido: nuestras tasas de natalidad y mortalidad discurren a lo largo de nuestra Historia condicionadas por la cantidad de alimento disponible.

 

Hasta el año 10.000 a.C. nuestro crecimiento está constreñido por nuestra capacidad de recolección de frutos y por nuestras aptitudes como cazadores. Estamos ya presentes en los 5 continentes, y la población del planeta es de 5 millones de individuos: nuestro modo de vida impide superar dicha cifra tras 2.000 siglos de presencia de nuestra especie en la Tierra.

 

Es entonces cuando acontece la primera gran revolución tecnológica: la Revolución Agrícola. Al aumentar la producción de alimento aumenta la población: pasamos de ser 5 millones en el 10.000 a.C. a ser 250 millones de habitantes en el año 0 de nuestra era (considerando de dónde venimos, es un salto más que considerable en menos de 100 siglos).

 

En el año 1.000 somos ya 500 millones. Es entonces cuando el carbón, “re-descubierto” en el s.XI y utilizado como fuente de energía de modo creciente a partir del s.XIII, nos permite dedicar una cada vez mayor superficie del planeta a la agricultura: contar con carbón nos permite talar más árboles -la fuente de energía básica hasta entonces-, para aumentar la cantidad de superficie dedicada a los cultivos. El aumento del alimento disponible posibilita sumar en apenas 8 siglos otros 500 millones de habitantes, lo que nos sitúa en el año 1.800 en 1.000 millones de habitantes.

 

Por aquel entones en el mundo hay escasas diferencias en los niveles de renta entre países. La renta per cápita diaria del habitante del planeta en el año 1.800 es el equivalente a 3 dólares actuales[2], una renta que no pudo crecer mucho desde la llegada de la Agricultura debido a restricciones puramente tecnológicas, por lo que vivíamos en un planeta bastante igualitario.

 

La Revolución Industrial -segunda gran revolución tecnológica- acontece entre 1.760 y 1.840. Se verá reforzada por la revolución energética que supuso la llegada del petróleo.

 

Ambas revoluciones combinadas permiten que nuestra capacidad de producir alimentos crezca en los últimos 200 años de modo exponencial; un crecimiento que tiene su correspondencia a nivel poblacional: en 1930 pasamos a ser 2.000 millones de habitantes. En 1960 llegamos a ser 3.000 millones. En 1.974, 4.000 millones. En 2.000, 6.000 millones. Y hoy en día superamos los 7.000 millones.

 

Este crecimiento poblacional explosivo ha venido además acompañado de un intenso incremento de la renta per cápita en todo el planeta. Somos muchísimos más, ¡y con unos niveles de renta que ninguno de nuestros antepasados jamás ha conocido ni quizá podía sospechar! En solo 200 años, la renta per cápita diaria media en el planeta ha pasado de 3 a 32 dólares. ¡Se ha multiplicado por 10!. En los países desarrollados las cifras son aun mayores: los 90 dólares de renta per cápita diaria de Japón, los 120 dólares de EEUU, o los 145 dólares de Noruega suponen múltiplos de hasta 30, 40 y 50 veces.[3]

 

Si observamos la evolución desde la Revolución Agrícola (10.000 aC), hasta 1.800, y la comparamos con la situación que vivimos en la actualidad, la conclusión es sencilla: Somos una especie de nuevos ricos; estamos viviendo una experiencia inédita para la Humanidad en sus 200.000 años de presencia en el planeta. Como también es novedoso el convivir con muy importantes diferencias en los niveles de renta entre países, y que lo hagamos en una pequeña aldea global, donde todos sabemos de todos, gracias a las tecnologías de la información.

 

Desde un punto de vista evolutivo hemos estado programados durante siglos y siglos para vivir con no más de 3 dólares/día. De modo súbito contamos con 10 veces más recursos.

 

¿Estamos preparados como especie para adaptarnos a unos cambios tan rápidos como los que estamos experimentando? ¿hallándose nuestra civilización, como asegura la comunidad científica, en una delicada fase de “adolescencia tecnológica”, seremos capaces de salvar este momento crítico (es decir, sobreviviremos)? ¿Nos estamos comportando como caprichosos nuevos ricos, inconscientes del poco tiempo de que disponemos para reaccionar, antes de que el proceso se vuelva irreversible desde un simple punto de vista medioambiental? ¿qué podemos esperar en términos de movimientos migratorios como consecuencia del emprobrecimiento que el cambio climático está provocando en los países a su vez más desfavorecidos -léase Africa-, en un mundo interconectado y con abultadas diferencias en los niveles de bienestar?, …

 

Parece evidente que los años venideros van a ser de todo, menos aburridos. Deseémonos, cuando menos, buena suerte.



[1] Texto inspirado por la lectura de las obras: “Bourgeois Dignity: Why Economics Can’t Explain the Modern World”, de Deirdre N. McCloskey; “The Last Hours of Ancient Sunlight”, de Thom Hartmann; y los trabajos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) (http://www.un.org/climatechange/es/the-science/)

[2] Los datos están tomados de Deirdre N. McCloskey, “Bourgeois Dignity: Why Economics Can’t Explain the Modern World”, University of Chicago Press.

[3] Según datos del Banco Mundial (serie 2005-2010), en la actualidad hay 80 países en el planeta que tienen un PIB per cápita diario de al menos 30 dólares; mientras que son 100 los países con un PIB per cápita diario por debajo de dicha cifra; de ellos, 16 países (todos ellos países del continente africano) tienen una PIB per capita diario igual o menor a 3 dólares (la media existente en el planeta en 1.800). La lista la cierra la República Democrática del Congo con un PIB per capita diario de 1 dólar (3 veces menos que la renta media en el planeta en 1.800).