La competitividad de la economía andaluza en el contexto nacional y europeo
Por Pilar Campoy-Muñoz – Prof. Universidad Loyola Andalucía
Una de las definiciones de competitividad territorial que más me gusta es la del Instituto Vasco de Competitividad (Orkestra, 2021) quienes la entienden como “…un medio para el bienestar de la sociedad…” y no como un fin en si misma. La COVID-19 ha supuesto y supondrá un reto para este bienestar y la competitividad territorial va a ser clave para darle respuesta.
En este sentido, resulta conveniente analizar cómo están las cosas antes de realizar propuestas para mejorar, en este caso, la competitividad de una economía en particular. Si este análisis es comparado, mucho mejor, ya que no solo nos pone en contexto, sino que nos puede ayudar a visionar líneas de actuación.
La tabla 1 muestra el resultado de este ejercicio de comparación para la economía andaluza, utilizando la metodología propuesta por Smart Specialisation Platform (S3). En ella se muestran los valores alcanzados por Andalucía en los distintos grupos de indicadores y su posición relativa respecto a las comunidades autónomas españolas (17 regiones) y a las regiones de referencia europeas (20 regiones). Éstas últimas son un conjunto de regiones estructuralmente similares. Se compara además, los datos más actuales posibles con los valores precedentes y se ve la variación en la posición respecto al periodo prcedente.
Tabla 1. Posición relativa de la economía andaluza en los indicadores de competitividad.
Ranking respecto a: | |||||||
Valores | CC.AA. | Regiones referencia UE | |||||
Dimensión | Indicador | 2016 | 2018 | 2018 | ∆ 2016-2018 | 2018 | ∆ 2016-2018 |
Resultado | PIB per cápita (euros PPA) | 19.800 | 20.900 | 16 | 0 | 15 | 0 |
Renta disponible per cápita (euros PPA) | 12.000 | 12.300 | 17 | -1 | 18 | 0 | |
Desempleo de larga duración (% población activa) | 12,6 | 9,4 | 15 | 1 | 16 | 1 | |
Desempeño Intermedio | Tasa empleo (% población 15-64 años) | 50 | 53,6 | 17 | 0 | 16 | 0 |
Tasa empleo femenina (% mujeres 15-64 años) | 43,3 | 46 | 16 | 0 | 15 | 1 | |
Tasa desempleo (% población activa) | 28,9 | 20,1 | 13 | 4 | 20 | 1 | |
Tasa desempleo juvenil (% población activa 15-24 años) | 72,9 | 46,7 | 17 | 0 | 18 | 1 | |
Productividad aparente por trabajador (miles euros PPA) | 48 | 48,7 | 15 | 0 | 17 | -1 | |
Determinantes: | Recursos humanos en ciencia y tecnología (% población total) | 26,6 | 27,8 | 15 | -1 | 11 | -1 |
Entorno empresarial | Población 25-64 años con educación secundaria superior o terciaria (%) | 49,2 | 51 | 15 | 0 | 19 | 0 |
Estudiantes educación terciaria (% población 20-24 años) | 70,1 | 76,6 | 13 | 0 | 7 | -1 | |
Estudiantes formación profesional (% población 15-19 años) | 22,5 | 22,4 | 17 | 0 | 21 | -1 | |
Población 25-64 años en formación continua (%) | 8,7 | 9 | 15 | -1 | 12 | 2 | |
Gasto I+D total (% PIB) | 1,03 | 0,92 | 8 | -3 | 12 | -4 | |
Personal I+D total (% del empleo) | 0,85 | 0,83 | 11 | 0 | 17 | 0 | |
Gasto I+D público (% PIB) | 0,22 | 0,18 | 5 | -2 | 8 | -1 | |
Personal I+D en organizaciones públicas (% empleo) | 0,2 | 0,18 | 5 | -1 | 8 | -3 | |
Familias con acceso a banda ancha (%) | 80 | 84 | 11 | -1 | 11 | 0 | |
Comercio a través de internet (% población) | 37 | 49 | 12 | 3 | 7 | 3 | |
Empleo a tiempo parcial (% empleo total) | 16,85 | 15,9 | 13 | 2 | 4 | 13 | |
Determinantes: | Empleo en manufacturas de tecnología alta y medio-alta (% empleo) | 1,9 | 2,2 | 13 | 1 | 16 | 1 |
Especialización productiva | Empleo en servicios intensivos en conocimiento (% empleo) | 35,4 | 34,7 | 7 | -3 | 13 | 1 |
Determinantes: | Gasto I+D de las empresas (% PIB) | 0,35 | 0,34 | 12 | -1 | 17 | -1 |
Comportamiento empresarial | Personal I+D de las empresas (% empleo) | 0,25 | 0,26 | 12 | 0 | 18 | -2 |
Los indicadores anteriores muestran que Andalucía ocupa posiciones en el último cuartil de cualquiera de los grupos de comparación en los indicadores de la dimensión resultados, siendo el único dato positivo la reducción del desempleo de larga duración. La misma evolución se registra en los indicadores de desempeño intermedio, aunque también con datos algo más positivos para los indicadores de mercado de trabajo, concretamente para la tasa de empleo femenino y la tasa de desempleo y de desempleo juvenil en comparación con las regiones europeas estructuralmente similares. A pesar de ello, estos indicadores, juntos con la tasa de desempleo de larga duración, ponen blanco sobre negro el problema estructural del mercado de trabajo andaluz, que es especialmente preocupante en el caso de los jóvenes.
Por su parte, en los determinantes del entorno empresarial, Andalucía ofrece una imagen desbalanceada. Las mayores debilidades se encuentras en los indicadores relativos a los niveles de formación alcanzados, especialmente en los niveles de educación secundara y superiores. Hay que destacar, sin embargo, que Andalucía cuenta con una posición relativa bastante buena en cuanto a la población con estudios terciarios sobre el total de población joven. Este hecho contrasta con el elevado desempleo juvenil, poniendo de manifiesto el desajuste entre la oferta y la demanda del mercado de trabajo andaluz. Si además se considera el indicador de recursos humanos empleados en ciencia y tecnología y el gasto en I+D, podemos entender mejor los datos de productividad aparente de la dimensión anterior.
Por último, en lo que se refiere a los determinantes de especialización productiva y comportamiento empresarial, destaca la perdida de relevancia en el empleo en servicios intensivos en conocimiento. También pierde puestos es los restantes indicadores empeorando su situación dentro del conjunto de cola del grupo de regiones de comparación.
Así pues, si la economía andaluza quiere ser competitiva debe prestar especial atención a la cualificación de la población activa. Esta cualificación debe ser acorde con las necesidades de las empresas, para así aumentar la productividad de las ya existentes y también para posibilitar la creación y consolidación de empresas de manufacturas y servicios intensivas en conocimiento. Además, debe realizar una fuerte apuesta por el I+D. Todo ello repercutirá en el bienestar de la sociedad andaluza y la hará más resiliente, especialmente, en momentos de gran incertidumbre como los que nos está haciendo vivir la COVID-19.
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