Dinámica espacial del riesgo de pobreza y exclusión en España: análisis municipal
Por Alberto Díaz, Esteban Fernández, Fernando Rubiera y Ana Viñuela, investigadores de REGIOlab y miembros del proyecto Europeo IMAJINE
El modo de medir adecuadamente la pobreza ha resultado siempre un aspecto complejo que ha suscitado un amplio debate entre economistas. La oficina de estadística europea, EUROSTAT, ofrece un indicador de la población en riesgo de pobreza y exclusión conocido por sus siglas en ingles: AROPE. Este indicador surge de aunar una concepción multidimensional de la exclusión social con la necesidad de ofrecer un único indicador que recoja no solo población de baja renta sino también aspectos de vulnerabilidad, exclusión o privación relativa. De acuerdo con el criterio AROPE, una persona está en riesgo de pobreza o exclusión social si cumple, al menos, uno de los tres siguientes criterios:
- Vivir en un hogar con una renta (incluyendo transferencias sociales) inferior al umbral de la pobreza definiendo dicho umbral como el valor que corresponde al 60 % de la mediana de la renta nacional equivalente en unidades de consumo[1].
- Vivir en un hogar en el que sus miembros no pueden permitirse al menos cuatro de nueve conceptos de consumo básico definidos a nivel europeo[2].
- Vivir en un hogar con baja intensidad de trabajo. La intensidad de trabajo se define como la relación entre el número de meses trabajados efectivamente por todos los miembros del hogar y el número total de meses que, en teoría, podrían trabajar como máximo todas las personas en edad de trabajar del hogar. Se considera que los hogares con baja intensidad de trabajo son aquellos que obtienen valores de este ratio inferiores al 0,2.
A pesar de que el AROPE constituye un gran avance en el análisis de la pobreza –al disponer de un indicador apoyado en una concepción multidimensional y comparable entre países, regiones y a lo largo del tiempo– tiene la limitación de que únicamente está disponible para las regiones NUTS 2, que en España se corresponde a las Comunidades Autónomas, un nivel espacial bastante agregado, en muchas ocasiones muy extenso y en el que caben multitud de realidades (urbano vs rural, costa vs interior, capital de provincia vs el resto). En otras palabras, con los datos AROPE disponibles no podemos analizar qué ocurre a menor escala espacial (comarcas, municipios o barrios).
Conscientes de la importancia de esta limitación, en el marco del Horizonte 2020, la Unión Europea ha puesto el marcha el Proyecto IMAJINE (http://imajine-project.eu) en el que cooperan 16 centros de investigación de 13 países de la Unión y en el que participa la Universidad de Oviedo a través de REGIOlab. Uno de los objetivos principales del mencionado proyecto es disponer de indicadores socio-económicos a escala local. En esta entrada en el blog “La Riqueza de las Regiones” mostramos el potencial del trabajo que se está llevando a cabo dentro del proyecto IMAJINE, presentando estimaciones de los valores locales (por municipios) del indicador AROPE (véase el mapa adjunto). Los recursos estadísticos necesarios para realizar las estimaciones hacen que sólo se puedan mostrar datos para el año 2011.
Porcentajes de población en riesgo de pobreza o exclusión por municipios en España y conforme al indicador AROPE (2011)
Fuente: elaboración propia a partir de las estimaciones del proyecto europeo IMAJINE.
El mapa nos permite identificar claramente lo que ya sabíamos: existe una mayor concentración de la pobreza en el suroeste de la península, Andalucía y Extremadura principalmente a parte del caso de las Islas Canarias. En todas estas regiones observamos municipios con porcentajes de población en riesgo de pobreza normalmente superiores al 25% y, en algunos casos, por encima del 40%.
La incidencia del riesgo de pobreza en el noreste es claramente menor cayendo por debajo del 22% en la mayor parte de los municipios. Sin embargo hay algunas zonas muy concretas observamos incrementos del porcentaje de población en riesgo de pobreza similares a los del suroeste peninsular. Es especialmente interesante observar el incremento de la población en riesgo de pobreza en el entorno de la ciudad de Barcelona. Igualmente podemos ver como este porcentaje también crece significativamente en ciertos municipios de la costa mediterránea, aquellos con una fuerte presión de la actividad turística.
Estos resultados muestran la relevancia del análisis local. Por debajo de los indicadores regionales existe una amplia heterogeneidad que debe ser tenida en cuenta en el diseño de políticas públicas.
“La riqueza de las regiones” constituye un instrumento de comunicación e intercambio de ideas promovido por Asociación Española de Ciencia Regional (AECR). Para más información sobre la actividad de AECR visite su Página Web o síganos en Facebook, Linkedin y/o Twitter.
[1] Las unidades de consumo se calculan para tener en cuenta la presencia de economías de escala en los hogares y acepta la hipótesis de que el gasto conjunto de varias personas que residen en un mismo hogar es inferior al que tendrían cada uno por separado.
[2] Los nueve conceptos de consumo básico utilizados son (1) haber tenido retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal (hipoteca o alquiler, recibos de gas, comunidad…) en los últimos 12 meses; (2) no poder permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada; (3) no poder permitirse ir de vacaciones al menos una semana al año; (4) No puede permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días (o su equivalente vegetariano); (5) No tener capacidad para afrontar gastos imprevistos (por un importe de hasta 650€); (6) No poder permitirse disponer de teléfono; (7) No poder permitirse disponer de un televisor en color; (8) No poder permitirse disponer de una lavadora; y (9) No poder permitirse disponer de un automóvil.