Competitividad de las ciudades
Por José María Mella, catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid
Hoy en día, en Economía como en los deportes, se hacen ligas u ordenaciones de los equipos por los éxitos y la calidad de sus actuaciones. En este caso, se ha hecho una ordenación de las 35 ciudades más competitivas del mundo, teniendo en cuenta las funciones que realizan y los actores que participan (Véase Pengfei Ni y Zhen Qiongjie, Urban Competitiveness and Innovation).
Las funciones consideradas fueron la economía, la investigación y el desarrollo, la cultura, la calidad de vida, el medio ambiente y la accesibilidad. Cada función depende de una serie de factores, que le permite obtener una mayor o menor puntuación.
Los actores fueron los directores de empresas, los investigadores, los artistas, los turistas y el número de residentes. Cada actor depende asimismo de una serie de factores, que le permite ser más o menos demandado.
Desde el punto de vista de las funciones, los resultados muestran que las ciudades asiáticas tienen una mejor posición en economía o que las ciudades norteamericanas destacan tanto en economía como en investigación y desarrollo, mientras que las ciudades europeas tienen una mayor puntuación en calidad de vida y medio ambiente. Otras ciudades, como El Cairo o Moscú, presentan bajas puntuaciones relativas, especialmente en calidad de vida y medio ambiente.
Desde el punto de vista de los actores, hay ciudades globales (Nueva York, Londres, París y Tokio) que poseen las mayores puntuaciones en todos ellos. Y ciudades europeas como Berlín, que destacan sobre todo en la presencia de artistas, turistas y residentes.
Hay factores que pesan más que otros. Un factor que llama la atención en el estudio es la importancia de la accesibilidad al aeropuerto y las conexiones internacionales directas de las ciudades, como determinante de la competitividad.
Otro es la eficiencia económica percibida por los directores de empresas, que destacan la importancia de un entorno favorable e innovador para el desarrollo de los negocios.
Y la atracción de la ciudad para los turistas, que depende del ambiente callejero de los destinos, la seguridad, la relación calidad/precio del hospedaje y los servicios complementarios (comercio, restaurantes y transportes).
De ahí que sería conveniente que las ciudades españolas tuviesen en cuenta estos factores para mejorar sus niveles de competitividad.