Algunas evidencias sobre las ferias comerciales internacionales
Por Raúl Mínguez Fuentes. Cámara de Comercio de España.
En el Antiguo Egipto, la Civilización Griega y el Imperio Romano existió la práctica de reuniones de comerciantes ambulantes en espacios y épocas determinadas, con el fin de facilitar los intercambios. El aumento paulatino de la población y la urbanización progresiva, junto con el incremento de las relaciones económicas entre Europa y Asia, fundamentalmente, y su mayor sofisticación técnica, dieron lugar a la consolidación de núcleos en los que se celebraban eventos comerciales con regularidad: las ferias. A destacar, las conocidas ferias de Champagne (Lagny, Bar-sur-Aube, Provins y Troyes), con las que rivalizaron las establecidas en Alemania, Flandes o el norte de Italia. En España, sin duda la más sobresaliente correspondió a Medina del Campo (datada al menos desde 1421), consideradas Ferias Generales del Reino desde la época de los Reyes Católicos.
Con el paso del tiempo, estas ferias evolucionaron paulatinamente hasta convertirse en el siglo XIX en instrumentos para facilitar el comercio internacional y dar a conocer los avances técnicos a un público cada vez más ávido de innovaciones. Las Exposiciones Universales compartieron esta vocación, sumando asimismo una voluntad de promoción institucional. Las ferias se transformaron de este modo desde el estricto ámbito mercantil a la consideración de ferias de muestras o de exposición.
Los impulsos globalizadores desde finales del siglo XIX y los avances técnicos, fueron incorporando una mayor especialización a la práctica ferial, en detrimento de la generalización de los contenidos.
Hoy en día, conforme a la definición de Rodríguez, Muñoz y González (2013): “…una feria [se puede definir] como un evento comercial, generalmente celebrado de forma periódica y durante un período de tiempo reducido, donde en un espacio limitado que normalmente suele ser siempre el mismo, se concentra la oferta y la demanda (real y/o potencial) de uno o varios sectores económicos. Como instrumento de marketing, la celebración de la feria permite el desarrollo de dos funciones básicas que son la promoción de la imagen mediante el desarrollo de las relaciones con los clientes actuales y potenciales y la venta de bienes y servicios; también se pueden llevar a cabo en las ferias funciones como, entre otras, la obtención de información, la investigación o la formación.”
En este escenario, las ferias facilitan el establecimiento de contactos entre los diferentes participantes en las relaciones comerciales (networking): proveedores, clientes, competidores, socios potenciales, instituciones y entidades afines, etc. Al tiempo que permiten conocer las novedades en el mercado y las tendencias del sector, y canalizan determinados negocios a corto y largo plazo.
De este modo, actualmente las ferias mantienen su plena vigencia, y constituyen una de las herramientas más útiles y, probablemente la más interesante en la relación coste/eficacia dentro del marketing moderno (AFE). Al tiempo, progresivamente se han convertido en indicadores del grado de atracción y concentración de la especialización de los territorios, fundamentalmente de las zonas urbanas, y de competencia de los mercados (Cuadrado y Rubalcaba, 1997).
En este escenario, el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, a través de la Secretaría de Estado de Comercio, establece una catalogación oficial de las ferias internacionales a celebrar cada año en España. Este carácter internacional es un reconocimiento otorgado en cuanto instrumentos de política comercial, ligado al cumplimiento de ciertos requisitos.
Para el año 2018, el siguiente cuadro presenta las ferias internacionales catalogadas por el Ministerio, donde Madrid destaca al concentrar más de la mitad de los acontecimientos feriales internacionales previstos durante el ejercicio en España. Junto con Cataluña y la Comunidad Valenciana, prácticamente aglutinan el 85% de las ferias internacionales del año.
Respecto a 2003, se identifican dos tendencias. En primer lugar, cierta reducción en el número de ferias (8, en concreto), consecuencia en parte de la fusión en algunas ferias sectoriales precedentes. Y, en segundo lugar, la concentración geográfica de las ferias: mientras que en 2003 se celebraban ferias internacionales hasta en 11 Comunidades Autónomas, el número de regiones organizadoras en 2018 se ha reducido hasta 8. Asimismo, las 3 Autonomías mencionadas previamente (Madrid, Cataluña y Comunidad Valenciana), concentraron el 75,3% de las ferias internacionales de España en 2003, proporción 10 puntos porcentuales inferior a la que se registrará durante el presente ejercicio.
Fuente: Ministerio de Economía, Industria y Competitividad.
La asociación entre la celebración de estas ferias internacionales y la evolución del sector exterior parece responder a una relación de signo positivo. Así lo sugieren los siguientes gráficos, en los que las Comunidades Autónomas más especializadas en la celebración de ferias internacionales se corresponderían con aquellas con una mayor base de empresas exportadoras y con los mayores flujos relativos de inversión extranjera directa (IED) recibida.
Ferias comerciales internacionales y base exportadora – Detalle por CCAA
Ferias comerciales internacionales y flujos de inversión extranjera directa (IED) recibida – Detalle por CCAA
Un ejercicio tentativo adicional pasa por analizar la relación en la variación entre las variables anteriores a lo largo del tiempo, lo que muestran los siguientes gráficos.
Con mayor grado de detalle, el primero de ellos refleja la relación entre la variación de la base exportadora de las CCAA entre 2003 y 2016, y la trayectoria seguida en dicho periodo por el número de ferias internacionales celebradas a escala regional. Una primera lectura evidencia un débil vínculo entre ambas dinámicas. De hecho, cabría incluso esperar que aquellas Autonomías con mayor vocación ferial a lo largo del tiempo no encontrarán necesariamente su traslación al ámbito de un mayor tejido exportador.
El segundo gráfico traslada esta comparativa al ámbito de la IED recibida, de suerte que la interrelación también resulta modesta, con una leve tendencia a aumentar el flujo de IED recibida en aquellas regiones que han experimentado un mayor impulso ferial en el periodo considerado.
Evolución de las ferias comerciales internacionales y base exportadora – Detalle por CCAA
Evolución de las ferias comerciales internacionales y flujos de inversión extranjera directa (IED) recibida – Detalle por CCAA
Sin embargo, entre 2003 y 2016, la economía española ha visto aumentar el número de sus compañías exportadoras en un 59,5%, mientras que los flujos de inversión procedente del exterior se han incremento en un 164,3%.
Este análisis, absolutamente preliminar y sujeto a mayor investigación, podría sugerir que la concentración constatada en los últimos años de los eventos feriales internacionales, tanto sectorial como geográfica, podría asociarse cada vez más al ámbito de la política de imagen exterior del país en su conjunto. Esto es, la celebración recurrente en determinadas localizaciones de estas ferias, lejos de concentrar sus efectos positivos en dicha ubicación, extendería su radio de acción a todas las regiones. Las externalidades asociadas a las ferias internacionales, por lo tanto, se compartirían a lo largo del tejido productivo español, extendiendo su influencia más allá de la Comunidad Autónoma donde se celebren dichos eventos.
En todo caso, un interesante ámbito para el análisis y la política de promoción exterior, que pone de relieve la vigencia actual de las ferias como histórico elemento tractor de los territorios, generadoras de externalidades positivas, y no exentas de retos futuros, como el impacto de la transformación digital y el surgimiento de las denominadas ferias virtuales.