Treinta años del ingreso en la Comunidad Europea. ¡Cómo hemos cambiado! (y lo poco conscientes que somos de ello: visión desde una región de interior como Castilla y León)
Por Víctor Valverde, Profesor Titular de Economía Aplicada de la Universidad de Valladolid
El pasado mes de junio se cumplió el Trigésimo aniversario de la firma del Tratado de Adhesión de España a la Comunidad Europea. Fue un hito en la Historia de nuestro país. Un momento sin duda emocionante para el conjunto de ciudadanos españoles, que mirábamos al futuro con enorme ilusión, pero también con respeto, y por qué no recordarlo, con ciertas dudas acerca del futuro de dicha empresa.
Castilla y León era entonces una Comunidad cuyo nivel de renta per cápita era poco más que la mitad de la media europea: su nivel de convergencia era del 66% (5 puntos por debajo de la media española, que era del 71%). Y en dichas condiciones entrábamos a formar parte de un selecto club, en el que tendríamos que competir de tú a tu con algunas de las economías más desarrolladas y competitivas del mundo. ¿Estaríamos a la altura?
Creo que muy pocos podían imaginar que en apenas 20 años una región como la castellano y leonesa pudiera alcanzar la convergencia con Europa: en 2007 la Comunidad de Castilla y León alcanzaba según Eurostat un nivel de convergencia del 101,2% en una Unión Europea a 27 (en una Unión Europea a 15 la convergencia sería del 94%)
¿Cómo ha sido posible dicho salto en los niveles de convergencia?
Desde la entrada de España en la CE, Castilla y León ha sido especialmente cuidadosa con todos aquellos factores que actúan como palanca del crecimiento económico: educación, aprovechamiento de las ayudas europeas para dotación de infraestructuras y formación de capital humano, modernización del tejido productivo, internacionalización empresarial, impulso del gasto en I+D tanto público como privado, diseño de medidas de apoyo sectoriales, y el diálogo social, entre otras. Examinemos algunas de ellas:
Educación:
La sociedad castellano y leonesa ha mostrado siempre una especial sensibilidad en materia educativa. Sensibilidad que se hace patente en los resultados del informe PISA, el cual mide los resultados en tres áreas de conocimiento (ciencias, matemáticas y comprensión lectora). Según el informe de 2014 los escolares de Castilla y León encabezan la lista de los alumnos españoles en conocimientos científicos; ocupan el segundo lugar en conocimientos matemáticos y el tercer puesto en comprensión lectora, siendo sus puntuaciones medias significativamente superiores al promedio del conjunto de países de la OCDE.
Adecuada Gestión de las ayudas europeas:
En las instituciones europeas se utiliza habitualmente el caso castellano y leonés como ejemplo de aprovechamiento de las ventajas derivadas de la pertenencia a la Europa comunitaria, en términos de mejora de competitividad, progreso y bienestar (véase a modo de ejemplo las menciones en tal sentido en el Tercer Informe sobre la Cohesión Económica y Social de la Comisión Europea). La Comisión ha señalado a la Comunidad como modelo de gestión y aprovechamiento de las ayudas recibidas a través de los Fondos Estructurales, lo que ha permitido a Castilla y León dotarse de un nivel de infraestructuras medioambientales, de transportes, de telecomunicaciones, educativas y científicas de alto nivel.
Por ello, siendo todavía Región Objetivo 1 (renta media por debajo del 75% de la renta media europea) Castilla y León fue seleccionada por la Comisión Europea para preparar a modo de experiencia piloto un Plan Tecnológico Regional (PTR) en 1997. El programa del Objetivo 1 de los Fondos Estructurales se utilizó para financiar las prioridades y las acciones derivadas de este plan en el terreno de la I+D y de la innovación.
Modernización del tejido productivo:
Ante el previsible abandono de la condición Objetivo 1 en 2007, la administración regional y los agentes económicos y sociales diseñaron en 2003 una estrategia para ir preparando a la Comunidad en su futuro nuevo encuadramiento en la UE como región Competitividad y Empleo. Dicha estrategia se plasmó en la firma del Primer Acuerdo Marco para la Competitividad de Castilla y León (Acuerdo Marco que cada 4 años desde 2003 se revisa y actualiza en el ámbito del Diálogo Social de Castilla y León). A modo de ejemplo señalaremos algunos programas contenidos en dicho Acuerdo:
Medidas para aumentar el tamaño de las empresas de la Comunidad; en este sentido las políticas de internacionalización han venido ocupando un papel fundamental: sólo es posible ganar tamaño abriendo nuevos mercados. Por ello se optó por un decidido apoyo a las políticas de internacionalización empresarial. Frente al apenas centenar de empresas que a comienzos de las 90 realizaban actividades en los mercados exteriores, hoy son más de 4.000 empresas castellano y leonesas las que tienen presencia en los mercados internacionales, consiguiendo la Comunidad en las dos últimas décadas una balanza comercial tradicionalmente positiva, apoyada en una clara tendencia alcista del volumen de exportaciones y en una significativa diversificación tanto de la base exportadora, como de los mercados de destino.
Si el tamaño es importante, también lo es la innovación, especialmente cuando los costes salariales dejan de ser una ventaja competitiva. Una Comunidad que se acerca a la convergencia europea no puede ya competir haciendo lo mismo -pero más barato- que los demás (por definición, la convergencia en productividad supone también convergencia salarial): es necesario o bien hacerlo mejor que los demás, o bien hacer cosas diferentes. El esfuerzo tecnológico de Castilla y León (Gasto público y privado en I+D/PIB) ha sido importante en estos últimos 15 años, y ha permitido a la Comunidad multiplicar por cinco la inversión en I+D+i, pasando de ocupar el duodécimo puesto en el ranking nacional de Comunidades Autónomas en este ámbito al quinto que viene ocupando en los últimos ejercicios (sólo superada por Madrid, Cataluña, País Vasco y Navarra). Para una Comunidad que viene de ser Región Objetivo 1, este es un esfuerzo especialmente significativo.
Para ello ha sido fundamental tanto el compromiso de la administración regional (destinando el 3% del presupuesto público de la Comunidad a I+D+i), como el compromiso de las empresas de Castilla y León con la innovación como herramienta de competitividad (si hace 15 años el gasto en I+D+i del sector privado de Castilla y León suponía un 32% del total gasto en I+D de la Comunidad, en la actualidad representa una cifra cercana al 60%).
Con el objeto de no alargar excesivamente la presente entrada, aquí nos detenemos, dejando para una próxima entrada la presentación de otras actuaciones relevantes y transformadores de la economía regional de Castilla y León.
Los aspectos señalados son en todo caso solo una muestra, una señal de superficie, de los cambios profundos que están aconteciendo en la economía castellano y leonesa como consecuencia de la adhesión española hace ya treinta años a la Comunidad Europea. Una economía regional que si bien tiene todavía muchos retos importantes que solventar y un largo camino por recorrer, puede sentirse sin duda orgullosa de lo conseguido en estas últimas tres décadas.