Reutilización de Información y Smart Cities.
Por Agustín Villar Iglesias y José Antonio Moreno Muñoz. Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía .
La «ciudad inteligente» se refiere a un tipo de desarrollo urbano basado en la sostenibilidad, para promover una calidad de vida elevada, un desarrollo económico-ambiental sustentable y sostenible, una gobernanza participativa, una gestión prudente y reflexiva de los recursos naturales, y un buen aprovechamiento del tiempo de los ciudadanos. Las ‘Smart Cities’ se caracterizan por:
- Una relación interactiva y móvil entre usuarios, que supone una buena comunicación e interacción horizontal entre usuarios.
- Una supervisión optimizada del espacio es decir, con capacidad de intercomunicar al conjunto de objetos y de actores que la componen.
- Un desarrollo y promoción de nuevas formas de cooperación, entre agentes públicos y privados de las surgen nuevas formas de cooperación.
Este concepto de «ciudad eficiente» hunde sus raíces el la declaración de Río de Janeiro de 1992 sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo que, a lo largo de sus 27 principios, señala a los estados una serie de nuevos conceptos que están detrás de la aspiración de un desarrollo sostenible, como son las nuevas tecnologías, el derecho de los ciudadanos de acceso a información, el “Open Data” , etc, y que los países de nuestro entorno han incorporado a sus ordenamientos jurídicos con un conjunto de normas conocidas como el Libro Blanco de la Gobernanza, creando un contexto institucional propicio para el desarrollo de las ciudades inteligentes.
Por su parte la independencia tecnológica que han aportado, los estándares abiertos y la interoperabilidad, han dado acceso generalizado a los ciudadanos al consumo masivo de servicios en la red, que facilitan el desarrollo de las características que definen las “Smart Cities”.
Finalmente el desarrollo de este paradigma no sería posible sin las adecuadas políticas de datos que permitan la creación de Sistemas de Información e Infraestructuras de difusión, que garanticen un caudal suficiente de datos y la accesibilidad sin restricciones a los mismos, para democratizar el conocimiento sobre los fenómenos económicos y sociales que ocurren en un territorio.
Desde la Junta Andalucía, el Instituto de Estadística y Cartografía se ha incorporado a esta estrategia de reutilización de datos, contemplándola en la Ley del Plan Estadístico y Cartográfico 2013-2017, estableciendo como prioridad la explotación y aprovechamiento de la información procedente de los registros administrativos y sistemas de información, en el ámbito de la producción estadística y cartográfica. Así, se conforman 5 Infraestructuras Básicas de Información: el territorio, la actividad económica, los servicios públicos y los ecosistemas y su estado.
Junto a ello el Plan da cobertura a dos infraestructuras de difusión ya consolidadas la Infraestructura de Datos Espaciales de Andalucía y El Banco de Datos Estadístico de Andalucía, y que con una política de datos muy abierta -licencia de uso comercial Creative Commons 4.0-, pone a disposición de ciudadanos en general y de empresas reutilizadoras en particular, información con un nivel de detalle homogéneo, para el conjunto del territorio andaluz, cualquiera que sea su configuración económica o social. Varias series de ortofotografias, de mapas topográficos, de modelos digitales del Terreno y la práctica totalidad de series estadísticas producidas, componen este repertorio de información.
Pero nada de esto serviría a las “Smart Cities” si además no dispusiéramos de suficiente nivel de desagregación espacial de los datos, o una base de datos cartográfica que permita georreferenciar los fenómenos económicos y sociales a una escala de detalle apropiada a los entornos urbanos. El proyecto Callejero Digital de Andalucía Unificado, (www.callejerodeandalucia.es), proporciona esa infraestructura que permite geocodificar dichos fenómenos, y que en las ciudades ocurren vinculados a direcciones postales. La obtención de las coordenadas geográficas de las mas de dos millones de direcciones postales, ha posibilitado localizar con exactitud (con precisión métrica) la población de Andalucía, lo que permite conocer, a nivel de portal -máximo nivel de desagregación espacial disponible de una variable estadística- la distribución espacial de esa población. Pero además, está permitiendo geocodificar los establecimientos y empresas con actividad económica de Andalucía, con lo que se conocerá cómo y dónde se concentra la actividad económica atendiendo a las principales variables que las caracteriza: tipo de actividad, volumen de empleo, etc. Y lo más importante, es que se han creado las condiciones para hacer lo mismo con los registros administrativos y sistemas de información que la Junta de Andalucía tiene referidos a una dirección postal.
Todo esta información está a disposición de los ciudadanos y las instituciones para su descarga gratuita y reutilización, y es precisamente en desarrollo de proyectos de “ciudades inteligentes” donde mejor se puede contribuir al desarrollo de procesos de valor añadido. Lo mas costos del proceso -los datos de referencia- están disponibles. Corporaciones Locales y el sector infomediario, tienen ante sí un amplio campo de desarrollo de aplicaciones relacionadas con el paradigma de “ciudades eficientes”. Con los desarrollos adecuados, los ciudadanos podrán trasladarle en tiempo real a su ayuntamiento dónde está el bache en el que acaban de hundir una rueda o dónde está la farola con la bombilla fundida; Podrán compartir con sus vecinos los lugares de interés de su municipio o votar los presupuestos participativos; El ayuntamiento podrá comunicar a los ciudadanos dónde ha concedido licencias de obras o por donde discurren los autobuses de las diferentes líneas. Y las empresas, podrán geolocalizarse en el callejero, solicitar una licencia de veladores, o realizar un estudio de mercado, para localizarse de forma optima frente a la competencia.
Al igual que en otros campos, La Red contiene datos suficientes para conocer los fenómenos que ocurren en un territorio. El reto ahora está en ponerlos al servicio del conocimiento y del desarrollo de ciudades eficientes.