Las migraciones internas en España: Un enfoque complementario
Por Adolfo Maza, Universidad de Cantabria
El estudio de los movimientos migratorios ha sido, es y será uno de los temas principales dentro de literatura económica. En efecto, son muchas las teorías, a su vez contrastadas empíricamente a partir de distintos enfoques, que ponen de manifiesto su importancia desde diversos puntos de vista.
Dentro de esa rama de la literatura hay muchos trabajos que centran su atención en los determinantes de los movimientos migratorios que se producen dentro de un país, llamados movimientos internos, y conviene destacar que la situación de España ha sido, dada su relevancia, muchas veces abordada (como se recoge en un trabajo de obligada lectura, que resume los estudios centrados en el caso español, firmado por Álvarez y Royuela, 2020). Una de las principales razones que explican este interés es, probablemente, la fuerte persistencia de las disparidades tanto en el desempleo (Bande et al. 2008; 2019) como en los salarios (Maza y Villaverde 2009) en nuestro país.
Pues bien, a pesar de ese estudio continuado del caso español, hay dos cuestiones que, probablemente, no han sido abordadas con suficiente calado. Me refiero a las diferencias que pueden existir, a la hora de explicar esos desplazamientos internos, cuando se tiene en cuenta la edad del emigrante y/o si el desplazamiento se realiza entre zonas cercanas o distantes geográficamente. En un reciente trabajo (consultar aquí), que sirve de base para este artículo, he tratado de arrojar algo de información adicional al respecto. Con este fin, utilizo microdatos procedentes de la Estadística de Variaciones Residenciales (EVR), cuya fiabilidad ha aumentado claramente en las últimas décadas, para obtener los datos de flujos migratorios durante el periodo 2008-2018, así como otras bases de datos para las variables incluidas en el modelo como potenciales determinantes de los mismos. Con respecto a las unidades de análisis, examino los desplazamientos entre provincias españolas. En concreto, y en lugar de emplear datos agregados (conjunto de población que sale/llega a cada provincia), uso datos bilaterales, es decir, entre cada par de provincias; como resulta obvio, lo anterior aumenta la fiabilidad de los resultados obtenidos.
El trabajo previamente mencionado comienza con una sección descriptiva que recoge la evolución de las migraciones por provincias durante el periodo objeto de estudio. En dos líneas, se pone de relieve 1) la existencia de notables diferencias entre provincias, algunas de las cuales destacan como provincias de origen y otras como provincias de destino, 2) que los desplazamientos se producen, en muchas ocasiones, entre provincias vecinas, 3) el papel que desempeñan provincias como Madrid y Barcelona, posiblemente las dos más importantes en términos económicos, como destino de los flujos migratorios.
A continuación, se postula un modelo que trata de recoger los factores determinantes de la tasa migratoria bruta inter-provincial entre cada par de provincias. Dentro de esa batería de potenciales determinantes se incluyen las diferencias en renta per cápita, en tasas de desempleo, en los precios de la vivienda, en condiciones climáticas, así como la distancia entre origen y destino. Además, el modelo incluye efectos fijos regionales y temporales; dadas las idiosincrasias de algunas provincias, y que el periodo analizado está repleto de vaivenes en los niveles de actividad económica, este tipo de efectos resultaba a todas luces necesario, y así lo confirmaron las distintas estimaciones.
De forma muy resumida, en el trabajo, en primer lugar, se estimó el modelo con datos globales, y sus resultados se tomaron como referencia general antes de efectuar el desglose de los datos en base a los dos aspectos que acabo de mencionar. Así, los resultados permitieron obtener una conclusión bastante clara: las migraciones internas entre las provincias españolas durante los últimos años han estado, grosso modo, impulsadas por factores económicos. En otras palabras, las personas tienden a migrar hacia las provincias más ricas y en las que las oportunidades de empleo son mayores. Por el contrario, tanto los coeficientes de los precios de la vivienda como las condiciones climáticas resultaron estadísticamente iguales a cero. En cuanto a la distancia, los resultados confirmaron que la gente tiende a desplazarse hacia las provincias cercanas.
A continuación, se desglosó la muestra diferenciando, por un lado, según grupos de edad (jóvenes, entre 16 y 34 años; adultos, entre 35 y 65 años) y, por otro, los desplazamientos entre provincias limítrofes y no limítrofes. Muy brevemente, la conclusión que se extrae al repetir las estimaciones para cada sub-muestra es que los determinantes económicos (a saber, los diferenciales de ingresos per cápita y de tasas de desempleo entre el destino y el origen) resultaban especialmente importantes a la hora de explicar la migración de personas adultas y de larga distancia. En cuanto a los factores no económicos (aproximados por el clima), y a diferencia del caso general, también arrojaron coeficientes significativos al explicar este tipo de desplazamientos.
Si entramos en el caso de la población joven, el resultado más sorprendente fue que la variable de la diferencia de ingresos no resultó significativa, lo que probablemente refleja el hecho de que los jóvenes son más propensos a emigrar incluso a pesar de que las perspectivas económicas en el potencial destino no sean del todo brillantes. Esta circunstancia tiene que ver, probablemente, con la mayor adaptabilidad/resiliencia de las personas jóvenes a las nuevas situaciones. En lo que respecta a los movimientos de corta distancia, es importante señalar el papel que desempeñaron los precios de la vivienda, ya que parece que la gente se desplazó, en muchos casos, a provincias cercanas donde los precios eran relativamente bajos. Como posible explicación a este resultado, puedo acudir a la existencia de movimientos de ida y vuelta (commuting movements) no sólo dentro de cada provincia, sino también entre provincias ricas, como Madrid y Barcelona, y sus provincias vecinas; es decir, la gente trasladó su residencia de las grandes ciudades a ciudades más pequeñas (situadas en otra provincia) donde los precios de la vivienda son más baratos. Por lo tanto, las políticas económicas que facilitan el acceso a la vivienda a precios relativamente bajos pueden afectar en buena medida a los movimientos migratorios de corta distancia.
En cualquier caso, antes de terminar es importante admitir que este trabajo es un documento preliminar y sus conclusiones han de tomarse con cautela, ya que requieren una investigación y evaluación más detallada; dejando de lado cuestiones metodológicas que no tienen mucha cabida aquí, básicamente me estoy refiriendo al grado de detalle en los datos, ya que un esfuerzo en este sentido -probablemente combinando varias fuentes- sería necesario para profundizar y/o matizar los resultados obtenidos. Sólo de este modo podrían obtenerse conclusiones más precisas y robustas.
Artículo completo: Maza, A. (2020) Internal migration in Spain. A complementary approach, Economies, 8, 59.
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