El Covid-19 en África Subsahariana
Por José María Mella Marques, Universidad Autónoma de Madrid, AMENET (África, Mediterráneo y Europa Jean Monnet Red de Universidades, Erasmus, UE)
A mis queridos vendedores y vendedoras del mercado callejero de Ejisu en Kumasi (Ghana), más cerca de ellos y ellas que nunca.
El coronavirus (Covid-19) está generando cierres de empresas e interrupciones en las cadenas de producción internacionales por el bloqueo de los puertos/aeropuertos en China y en el resto del mundo, causando efectos profundamente negativos en todos los sectores económicos. Es lo que se conoce como un “shock” gemelo de oferta y demanda”; es decir, tanto de producción como de consumo e inversión. Los efectos económicos en África a día de hoy se están observando ya en prácticamente todos los países.
La demanda china de materias primas de África se hace sentir desde hace semanas, así como el acceso de África a los componentes y manufacturas de China. Lo que crea inestabilidad económica e incertidumbre. El crecimiento de África puede ser negativo en el primer trimestre de 2020 y caer al 2,4% para todo el año.
No obstante, el crecimiento económico de China puede recuperarse lentamente en el segundo trimestre, una vez los efectos del virus estén controlados. Mientras tanto, los instrumentos de política monetaria están reduciendo tipos de interés e inyectando liquidez en el sistema.
Los países africanos más expuestos son los que exportan una gran parte de sus materias primas a China, primero, y después a Europa y Estados Unidos, golpeados duramente también por la crisis del Covid-19. El comercio se hunde, las empresas cierran, las cuarentenas se imponen, los viajes se limitan o cancelan y los flujos turísticos caen abruptamente.
Dado que el crecimiento económico global es el factor clave de los precios de las materias primas, el impacto del coronavirus disminuirá los precios de los productos procedentes de África y aumentará la aversión al riesgo de los inversores.
El Covid-19 se está extendiendo en el continente por la debilidad de los sistemas de salud, el contacto entre personas y el hacinamiento, sobre todo en la región del África subsahariana. El contacto humano se produce en mercados abiertos en las calles. Las ventas de verduras, frutas y de todo tipo de productos se realizan en las aceras sin protección alguna. Cierto es que se puede recurrir al comercio electrónico en algunas ciudades, pero todavía-hay que decirlo- su uso es muy minoritario.
Las medidas de confinamiento tienen en África fuertes limitaciones, especialmente en las áreas urbanas, como la gran urbe de Kinshasa. La mayoría de la población no tiene reservas alimenticias en sus casas, necesita salir a la calle diariamente para “buscarse la vida” y asegurarse su única fuente de ingresos para sobrevivir.
Una ventaja importante de los africanos es la juventud de la población, principal barrera de protección frente al Covid-19; pero no hay que dejarse llevar a engaño. En África subsahariana hay un elevado porcentaje de personas con Sida, que debilita el organismo humano, no hay acceso fácil al agua limpia para lavarse las manos y se crean las condiciones para que el virus cause estragos.
Resumiendo. En estos momentos, los fondos disponibles se necesitan para proteger la salud de los africanos. Es urgente suspender o posponer pagos, aliviar o condonar la deuda de los países más pobres, como están pidiendo diversas organizaciones internacionales. Y todo ello para priorizar el uso de los recursos en los sistemas nacionales de salud, desarrollar la cooperación internacional en términos de conocimientos epidemiológicos y protocolos de prevención y tratamiento, y luchar sin cuartel contra la pandemia.
“La riqueza de las regiones” constituye un instrumento de comunicación e intercambio de ideas promovido por Asociación Española de Ciencia Regional (AECR). Para más información sobre la actividad de AECR visite su Página Web o síganos en Facebook, Linkedin y/o Twitter.