Cojo la bici y me voy: el alquiler de bicicletas en Madrid
Por Sofía Ruiz Campo – EAE Business School – sofi.ruiz00@gmail.com y Coro Chasco Yrigoyen – Universidad Autónoma de Madrid/Universidad Nebrija – coro.chasco@uam.es
En la última década, el modelo bikeshare, o modelo de bicicletas compartidas, ha contribuido significativamente a la movilidad sostenible en las ciudades. Se trata de una solución de gran interés ya que, en las distancias cortas, supone un medio de transporte “puerta a puerta” que permite reducir los trayectos en coche, ofreciendo una posibilidad para explorar los alrededores, tanto a residentes como a visitantes. Dado que este modelo de economía compartida se está integrando en las ciudades, es necesario que se entiendan bien las oportunidades y riesgos que la innovación supone, tanto desde un punto de vista económico como social.
Según un informe del Institute for Transportation and Development Policy (ITDP)[1], el transporte en las ciudades ha crecido en exceso y desordenadamente, por lo que se ha hecho indispensable la búsqueda de medios de transportes colectivos y no contaminantes. Una alternativa que se extiende en muchas ciudades es el empleo de la bicicleta y, por comodidad en su utilización, la bicicleta compartida. Hay países en los que este medio se ha desarrollado tanto que, a su vez, está generando problemas de organización y problemas de convivencia entre los tres grupos de agentes implicados: ciclistas, vehículos y peatones. Es el caso de algunas ciudades de China que, por su gran tamaño, se pueden utilizar como ejemplo de lo que hay y de lo que no hay que hacer.
Según este informe, el empleo de bikesharing está reduciendo en algunas ciudades de China hasta un 10% el uso del coche y un 13% de consumo de gasolina pero, en cambio, debido a una planificación deficiente, genera aparcamientos indebidos en las aceras y problemas de tránsito, apareciendo también montañas de bicicletas viejas abandonadas en las calles que suponen un residuo sin control, además de vandalismo (muy destacable en países como China y Australia, o en ciudades como París). Este informe recomienda reducir estos problemas mediante la planificación conjunta entre empresas y ayuntamientos, considerando como objetivos a cumplir la educación de los usuarios sobre sus derechos y obligaciones, la integración con el resto del transporte público, una regulación específica y una previsión de zonas de aparcamientos para las bicicletas.
La bici en Madrid: el caso de BiciMAD
Para el caso de Madrid, se dispone de varias opciones de alquiler de bicicletas principalmente en las inmediaciones de los grandes parques y puntos más turísticos. Una de ellas es el servicio BiciMAD, que es el sistema de alquiler público de bicicletas eléctricas de la ciudad.
Como dice su página web[2]: “BiciMAD ofrece un servicio prestado al 100% con bicicletas eléctricas, práctico, sencillo y sostenible, que cuenta con más de 2.000 bicicletas, 4.116 anclajes y 165 estaciones”. Este sistema de alquiler destaca por el empleo de tecnologías de la información, para mejorar la experiencia del usuario. Además, también se caracteriza por su interactividad multiplataforma y el acceso a la información mediante la propia base, la web y dispositivos móviles, ya que cuenta con información en tiempo real de la disponibilidad de bicicletas en las distintas estaciones. Junto a este servicio municipal existen también otras apps alternativas como Donkey Republic o Mobike que permiten localizar y alquilar la bicicleta más cercana, o servicios como Don Cicleto, que ofrecen aparcabicis seguros.
Fuente: Consumer Data Research Centre
¿Cómo estamos utilizando las bicicletas en Madrid?
Haciendo un análisis de los datos agregados de bicicletas disponibles en todos los puntos de alquiler de Madrid (entendiendo que un mayor número de bicicletas disponibles implica un menor empleo del servicio) se puede observar que existe un patrón de empleo que se repite, incluso en distintos momentos del año.
Para mostrarlo, se han seleccionado los días martes y sábado correspondientes a los meses de febrero y julio del año 2018. En el eje horizontal, se muestran los tramos horarios, desde las 00.00 horas hasta las 24.00 horas. En el eje vertical, se indica el número de espacios libres de bicicletas utilizadas en las estaciones.
Fuente: Consumer Data Research Centre
Se puede observar, como era de esperar, que el comportamiento de empleo de las bicicletas de BiciMAD es diferente según el día de la semana y según el periodo del año. En general, la disponibilidad de bicicletas en las estaciones es menor los sábados que los martes, excepto en el tramo horario que va desde las 5:00 hasta las 10:00 de la mañana, que es la hora punta de ir al trabajo, en que el uso de bicicletas es máximo en los días de diario.
Aunque la intensidad de uso es similar en febrero y en julio, se advierten algunas diferencias significativas. En el caso de julio, periodo caluroso y con el máximo de horas de luz, el uso de bicicletas es mayor en la primera hora de la mañana respecto del que se realiza durante el mes de febrero, siendo casi similar a la utilización durante los días de diario. Sin embargo, a partir de las 10:00 de la mañana, disminuye el uso de la bici en julio, aunque es mayor los sábados que los martes. Llama la atención que los sábados de febrero, haya un menor uso de la bicicleta entre las 5:00 y las 10:00 de la mañana, con respecto al que se realiza en julio y durante los martes, alcanzando el máximo de uso a las 13:00 horas y entre las 18:00 y las 21:00 horas.
Por tanto, los madrileños utilizamos el servicio de BiciMAD fundamentalmente para ir al trabajo por la mañana, probablemente para evitar los atascos de la ciudad, pero no tanto para regresar a casa por la tarde. Durante el verano, es lógico este mayor uso por las mañanas pues la temperatura es aún agradable y más fresca, mientras que, por la tarde, preferimos utilizar otro medio de transporte debido al intenso calor del estío. Durante los fines de semana del verano, el mayor uso se realiza también en el horario de mañana, bien para ir al trabajo o bien para realizar alguna actividad lúdica o deportiva. En las mañanas del invierno, los madrileños utilizamos la bici para ir a trabajar en los días de diario, para evitar los atascos, pero no el fin de semana, pues el frío intenso no invita a utilizar este medio de transporte en los días de descanso.
Está claro que el empleo de los medios de transporte compartido se está incrementando en las grandes ciudades, lo que está permitiendo reducir los problemas de tráfico y de contaminación. En el caso de Madrid, el empleo de las bicicletas eléctricas de alquiler de BiciMAD se está implementando, sobre todo en el periodo de entrada del trabajo (los días laborables). Las facilidades de acceso a este alquiler también están fomentando que lo empleen tanto los lugareños como los visitantes que, especialmente los fines de semana desde mediodía hasta la noche, recurren a este vehículo para tener un transporte más lúdico.
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[1] Véase: https://www.itdp.org/2018/12/10/transit-dying-transit-thriving/