ÁFRICA AVANZA
Por José María Mella, Catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid
Acaban de publicarse muy recientemente los resultados del llamado Índice Ibrahim de la Gobernanza en África del año 2016 (Ibrahim es el nombre de la fundación que lo elabora). El Índice es una síntesis de muy diferentes conceptos, disponible para 54 países del continente.
Se define la Gobernanza como la provisión de bienes y servicios públicos de carácter económico, social y político que cada ciudadano tiene derecho a percibir de su Estado, y que cada Estado tiene la responsabilidad de proveer a sus ciudadanos (seguridad, ley, derechos, oportunidades económicas y desarrollo humano). De acuerdo con este índice, el 70% de los ciudadanos africanos viven en un país que ha visto mejorar su nivel de gobernanza en los últimos diez años. Por tanto, cuando se afirma que “África es un desastre” o se insiste en una percepción negativa de este continente, convendría ser más cauteloso.
Esta mejora del índice es el resultado de tres de sus componentes: desarrollo humano, participación y derechos, y oportunidades para un desarrollo económico sostenible. Mejora, hay que decirlo, reducida; pero mejora, aunque haya todavía mucho margen para hacer las cosas mejor o mucho mejor.
Sin embargo, otros componentes como la seguridad, el Estado de derecho, la corrupción, y la violencia han sufrido un retroceso.
El Índice Ibrahim 2016 muestra una estrecha relación entre seguridad, Estado de Derecho y nivel de gobernanza, de modo que todos los países que han visto empeorar su gobernanza también han sufrido en materia de seguridad y Estado de Derecho.
Las oportunidades económicas, a pesar de tener un valor relativo bajo, y quizá precisamente por ello, muestran una mejora importante por los avances en materia de infraestructura digital, si bien el continente todavía no acaba de despegar en infraestructuras eléctricas. Y, como es razonable pensar, sin mejoras en energía eléctrica no hay economía que prospere. Imagínense cómo puede funcionar un país, no sólo con falta de energía, sino también con cortes diarios del suministro eléctrico.
Una noticia positiva es la mejora del sector rural (tan importante en un continente que, a pesar del proceso de urbanización acelerado, es todavía eminentemente rural), aunque no se vea acompañada por una gestión pública adecuada y un entorno de los negocios favorable, ni tampoco por un saneado sistema financiero, cuya salud está sufriendo un quebranto notorio.
Cabe, igualmente, señalar otro aspecto muy relevante: la fuerte relación entre seguridad personal y colectiva, Estado de Derecho (transparencia, seguridad jurídica, ausencia de corrupción, separación de poderes, rendición de cuentas) y oportunidades económicas. De forma que un país sin conflictos, seguro, respetuoso con la ley y, en concreto, con un buen funcionamiento de las instituciones se encuentra con unas condiciones especialmente favorables para la prosperidad económica.
Los niveles de participación y los derechos humanos han estado mejorando desde 2006, aunque se observa que los países que han mantenido el mismo Jefe de Estado en los últimos diez años han registrado un declive en materia de libertades civiles y violaciones de los derechos de asociación, reunión y expresión.
África ha progresado sin duda en Desarrollo Humano, es decir, en educación y salud. En materia educativa, ha habido progresos en la matriculación de secundaria y en la conclusión de los estudios primarios. Pero el indicador del grado de satisfacción de la población sobre la respuesta de los gobiernos a las necesidades educativas, muestra una tendencia negativa. Dicha tendencia puede, sin embargo, tener una interpretación positiva como manifestación de un mayor nivel de exigencia por parte de las familias de los escolares respecto a la oferta educativa pública.
En materia de salud, los indicadores de mortalidad materna, enfermedades, inmunización, desnutrición y mortalidad infantil han evolucionado en sentido positivo, siendo este último el que más ha mejorado en prácticamente todos los países.
La mejora en el nivel de bienestar es asimismo notable, con resultados positivos en el indicador de pobreza, aunque se haya visto afectado en su puntuación por el declive en la lucha contra la exclusión social y en las prioridades relativas a la reducción de la pobreza.
Por último, y aunque parezca una obviedad, África no es un solo país, es un conjunto muy diverso de países. Hay, digámoslo así, muchas áfricas. Y puede hacerse un recorrido desde Mauricio con la calificación más alta en gobernanza (acompañado por Botswana, Cabo Verde, Seychelles, Namibia, Sudáfrica, Túnez, Ghana, Rwanda y Senegal) hasta Somalia con la peor, a mucha distancia.
En fin, África avanza a pesar de los retrocesos que, con más frecuencia de la deseable, siguen produciéndose. Uno de ellos es la reciente noticia sobre el abandono de la Corte Penal Internacional (encargada de la persecución de crímenes de genocidio, de guerra y contra la humanidad) por parte de Gambia, Sudáfrica y Burundi.
“La riqueza de las regiones” constituye un instrumento de comunicación e intercambio de ideas promovido por Asociación Española de Ciencia Regional (AECR). Para más información sobre la actividad de AECR visite su Página Web o síganos en Facebook, Linkedin y/o Twitter.