La Riqueza de las Regiones (por la Asociación Española de Ciencia Regional

Un mercado de trabajo a dos velocidades: los expulsados del sistema

Un mercado de trabajo a dos velocidades: los expulsados del sistema

Por Josep-Maria Arauzo-Carod, ECO-SOS & IU-RESCAT, Universitat Rovira i Virgili

 @IND_LOC   @ind-loc.bsky.social

En el contexto actual de la transición energética y el cambio climático, hay un consenso relativamente claro sobre los objetivos y las prioridades hacia los que deben dirigirse los esfuerzos en materia de descarbonización de la economía. En este sentido, los gobiernos, la ciudadanía y las empresas son relativamente conscientes de los numerosos cambios que deberán implementarse, no solo en un futuro lejano, sino ya en el presente, con el fin de avanzar hacia una economía más verde, digital y sostenible.

Así, al margen de las políticas públicas específicas, un factor clave es quien deberá implementar en la práctica dichas transformaciones, es decir, los propios trabajadores, sea cual sea su sector de actividad, nivel de formación o lugar de residencia. Sin embargo, hay un aspecto fundamental que muchas veces no se tiene en cuenta, como es la capacidad del propio sistema para proporcionar al mercado de trabajo los perfiles de trabajadores necesarios para implementar dichos cambios.

Durante muchos años se consideró erróneamente que lo que necesitaban las economías europeas eran únicamente graduados superiores, ignorando que cualquier economía requiere una diversidad de funciones y competencias y que éstas, a su vez, demandan trabajadores con distintos niveles educativos y formativos.

Hoy en día esta percepción parece haberse quedado atrás. No obstante, persiste un aspecto clave que constituye una amenaza creciente para todo el proceso de transición hacia la sostenibilidad: los elevados niveles de abandono temprano de la educación y la formación, tal y como se muestra en la figura extraída de la edición de 2025 del Eurostat Regional Yearbook.

Este no es un fenómeno nuevo, como bien se sabe. De hecho, ha sido tradicionalmente frecuente que una parte muy significativa de los alumnos abandonaran la educación obligatoria sin haber conseguido la titulación correspondiente, sobre todo en regiones con bajos niveles de renta y/o especializadas en actividades de bajo valor añadido, para las cuales la falta de formación no representaba una limitación relevante.

La situación actual, sin embargo, está cambiando de forma acelerada, y lo hará aún más en un futuro próximo. En concreto, un número creciente de actividades, sean o no cualificadas, requieren disponer de conocimientos básicos (a menudo de carácter tecnológico), lo que constituye una barrera de entrada significativa para quienes no estén en condiciones de acreditarlos.

En este contexto, el abandono temprano del sistema educativo convierte el acceso a dichas cualificaciones en un proceso mucho más complejo, dificultando la inserción laboral de una parte importante de la juventud que no logra finalizar sus estudios reglados.

Abandono temprano de la educación y la formación

(% de la población entre 18 y 24 años, NUTS 2, 2024)

Fuente: Eurostat regional yearbook – 2025 edition.

Desde un punto de vista territorial, la media europea de abandono educativo y formativo se sitúa en el 9,3%, una cifra que, aun siendo elevada y superior al objetivo comunitario de un máximo del 9% para el 2030, refleja además una problemática adicional, ya que detrás de ella se esconden importantes asimetrías regionales.

Así, los niveles más bajos de abandono se registran en Irlanda, varias regiones de Europa central, los Balcanes o Grecia. No obstante, existen numerosas regiones europeas donde las tasas de abandono superan el 15% e incluso el 20%, lo que no solo limita la empleabilidad de una parte muy significativa de la juventud en esas áreas, sino que constituye también un grave problema social.

En concreto, dichos problemas son particularmente acusados en un número elevado de regiones rumanas y búlgaras, así como en áreas del mediterráneo occidental altamente especializadas en actividades turísticas, como Sicilia, Córcega, las Islas Baleares, Murcia o Andalucía. Es justamente en esas áreas donde el problema adquiere mayor relevancia, ya que las limitaciones en cuanto a mano de obra cualificada dificultan la transformación de modelos turísticos poco sostenibles, caracterizados por su intensidad en trabajo no cualificado. Estas brechas regionales condicionan la cohesión social y territorial del conjunto de la UE y restringen el potencial de crecimiento futuro de todo el continente, y no solo de las regiones directamente afectadas.

Solucionar estas problemáticas no parece un objetivo alcanzable ni a corto ni a medio plazo, pero constituye, en cualquier caso, un requisito fundamental si se pretenden alcanzar los objetivos de la UE relacionados con un futuro más sostenible, como el propuesto en el European Green Deal. Lograr dichos objetivos  sin una base amplia de trabajadores con un mínimo nivel de cualificación resulta, a todas luces, una utopía.

“La riqueza de las regiones” constituye un instrumento de comunicación e intercambio de ideas promovido por Asociación Española de Ciencia Regional (AECR). Para más información sobre la actividad de AECR visite su Página Web o síganos en FacebookLinkedin, Youtube y/o Twitter.

Un mercado de trabajo a dos velocidades: los expulsados del sistema

Por Josep-Maria Arauzo-Carod, ECO-SOS & IU-RESCAT, Universitat Rovira i Virgili

 @IND_LOC   @ind-loc.bsky.social

En el contexto actual de la transición energética y el cambio climático, hay un consenso relativamente claro sobre los objetivos y las prioridades hacia los que deben dirigirse los esfuerzos en materia de descarbonización de la economía. En este sentido, los gobiernos, la ciudadanía y las empresas son relativamente conscientes de los numerosos cambios que deberán implementarse, no solo en un futuro lejano, sino ya en el presente, con el fin de avanzar hacia una economía más verde, digital y sostenible.

Así, al margen de las políticas públicas específicas, un factor clave es quien deberá implementar en la práctica dichas transformaciones, es decir, los propios trabajadores, sea cual sea su sector de actividad, nivel de formación o lugar de residencia. Sin embargo, hay un aspecto fundamental que muchas veces no se tiene en cuenta, como es la capacidad del propio sistema para proporcionar al mercado de trabajo los perfiles de trabajadores necesarios para implementar dichos cambios.

Durante muchos años se consideró erróneamente que lo que necesitaban las economías europeas eran únicamente graduados superiores, ignorando que cualquier economía requiere una diversidad de funciones y competencias y que éstas, a su vez, demandan trabajadores con distintos niveles educativos y formativos.

Hoy en día esta percepción parece haberse quedado atrás. No obstante, persiste un aspecto clave que constituye una amenaza creciente para todo el proceso de transición hacia la sostenibilidad: los elevados niveles de abandono temprano de la educación y la formación, tal y como se muestra en la figura extraída de la edición de 2025 del Eurostat Regional Yearbook.

Este no es un fenómeno nuevo, como bien se sabe. De hecho, ha sido tradicionalmente frecuente que una parte muy significativa de los alumnos abandonaran la educación obligatoria sin haber conseguido la titulación correspondiente, sobre todo en regiones con bajos niveles de renta y/o especializadas en actividades de bajo valor añadido, para las cuales la falta de formación no representaba una limitación relevante.

La situación actual, sin embargo, está cambiando de forma acelerada, y lo hará aún más en un futuro próximo. En concreto, un número creciente de actividades, sean o no cualificadas, requieren disponer de conocimientos básicos (a menudo de carácter tecnológico), lo que constituye una barrera de entrada significativa para quienes no estén en condiciones de acreditarlos.

En este contexto, el abandono temprano del sistema educativo convierte el acceso a dichas cualificaciones en un proceso mucho más complejo, dificultando la inserción laboral de una parte importante de la juventud que no logra finalizar sus estudios reglados.

Abandono temprano de la educación y la formación

(% de la población entre 18 y 24 años, NUTS 2, 2024)

Fuente: Eurostat regional yearbook – 2025 edition.

Desde un punto de vista territorial, la media europea de abandono educativo y formativo se sitúa en el 9,3%, una cifra que, aun siendo elevada y superior al objetivo comunitario de un máximo del 9% para el 2030, refleja además una problemática adicional, ya que detrás de ella se esconden importantes asimetrías regionales.

Así, los niveles más bajos de abandono se registran en Irlanda, varias regiones de Europa central, los Balcanes o Grecia. No obstante, existen numerosas regiones europeas donde las tasas de abandono superan el 15% e incluso el 20%, lo que no solo limita la empleabilidad de una parte muy significativa de la juventud en esas áreas, sino que constituye también un grave problema social.

En concreto, dichos problemas son particularmente acusados en un número elevado de regiones rumanas y búlgaras, así como en áreas del mediterráneo occidental altamente especializadas en actividades turísticas, como Sicilia, Córcega, las Islas Baleares, Murcia o Andalucía. Es justamente en esas áreas donde el problema adquiere mayor relevancia, ya que las limitaciones en cuanto a mano de obra cualificada dificultan la transformación de modelos turísticos poco sostenibles, caracterizados por su intensidad en trabajo no cualificado. Estas brechas regionales condicionan la cohesión social y territorial del conjunto de la UE y restringen el potencial de crecimiento futuro de todo el continente, y no solo de las regiones directamente afectadas.

Solucionar estas problemáticas no parece un objetivo alcanzable ni a corto ni a medio plazo, pero constituye, en cualquier caso, un requisito fundamental si se pretenden alcanzar los objetivos de la UE relacionados con un futuro más sostenible, como el propuesto en el European Green Deal. Lograr dichos objetivos  sin una base amplia de trabajadores con un mínimo nivel de cualificación resulta, a todas luces, una utopía.

“La riqueza de las regiones” constituye un instrumento de comunicación e intercambio de ideas promovido por Asociación Española de Ciencia Regional (AECR). Para más información sobre la actividad de AECR visite su Página Web o síganos en FacebookLinkedin, Youtube y/o Twitter.