La Riqueza de las Regiones (por la Asociación Española de Ciencia Regional

Perspectivas de la política regional europea en el nuevo horizonte presupuestario propuesto hasta 2034

Perspectivas de la política regional europea en el nuevo horizonte presupuestario propuesto hasta 2034

Por Raúl Mínguez Fuentes. Cámara de Comercio de España y Universidad Antonio de Nebrija.

El pasado mes de julio de 2025, la Comisión Europea presentó su propuesta para el próximo presupuesto a largo plazo de la Unión Europea (UE) para el período 2028-2034, también conocido como «marco financiero plurianual (MFP)». Este plan, que define el presupuesto y las prioridades de la UE para el periodo 2028-2034, busca ser más ambicioso y flexible que sus predecesores. Con un presupuesto propuesto de casi 2 billones de euros para el período de siete años, un aumento significativo respecto al MFP anterior, la UE pretende dotarse así de un fondo de inversión a largo plazo que esté a la altura de sus ambiciones. El objetivo es responder con mayor eficacia a crisis graves y a las necesidades emergentes, buscando reforzar la soberanía de Europa, impulsar la competitividad y aumentar la resiliencia.

Ilustración 1. Principios del MFP 2028-2034 propuesto por la Comisión Europea

Fuente: Comisión Europea

Las prioridades estratégicas de este próximo MFP están claramente definidas. La competitividad se erige como el eje central, con una orientación de la inversión regional hacia la transición ecológica y la descarbonización, la transición digital, la salud, la bioeconomía y, de manera notable, la resiliencia, la defensa y el espacio. De hecho, se ha abierto el debate sobre la posible utilización de los fondos de cohesión para la defensa.

En el ámbito regional debe destacarse que 865 000 millones de euros, casi la mitad del presupuesto, se destinaría a ayudar a acortar la brecha entre las regiones europeas.

Ilustración 1. Distribución presupuestaria del MFP 2028-2034 propuesto por la Comisión Europea

Fuente: Comisión Europea

La propuesta introduce asimismo una reforma estructural considerable, que afectaría a la política regional, como es simplificar la arquitectura presupuestaria, reduciendo el número de programas y fusionando distintos fondos. En lugar de los más de 500 instrumentos regionales existentes, se plantean 27 planes nacionales. Esta consolidación, que agruparía fondos de cohesión, agricultura y políticas sociales, tiene como objetivo un enfoque más estratégico y una mayor alineación con las prioridades de la UE. Este pilar, que constituiría el 48% del Marco Financiero Plurianual, condicionará el desembolso de los fondos al cumplimiento de hitos de inversión y reforma, y se someterá a sistemas reforzados de auditoría y control. Además, se mantendrá en vigor el Reglamento sobre la condicionalidad del Estado de derecho.

Cada país deberá elaborar un plan de asociación en colaboración con las regiones y los interlocutores sociales, instituciones y agentes interesados, que luego será adoptado mediante una Decisión de implementación del Consejo. Estos planes podrán ser modificados a petición del Estado miembro y estarán sujetos a una revisión intermedia. Adicionalmente, se establecerá un nuevo Mecanismo de la UE, dotado con 71.900 millones de euros, para financiar acciones que se puedan ejecutar de manera más eficiente a nivel comunitario, complementando así los proyectos gestionados por los Estados y las regiones

La Comisión defiende que esta nueva estructura permitirá una respuesta más eficaz a los desafíos actuales, aunque hasta el momento ha suscitado reacciones críticas por parte de algunas regiones y expertos. El Comité Europeo de las Regiones, por ejemplo, ha urgido a revisar la propuesta, alertando de los riesgos para la cohesión social y territorial. Y algunas regiones han mostrado su inquietud al temer una pérdida de autonomía en la gestión de los fondos.

Otro ámbito de controversia, con influencia también de alcance regional, es el relativo a los recursos vinculados al MFP. La Comisión Europea ha propuesto cinco nuevas fuentes de ingresos, conocidas como «recursos propios», para financiar su ambicioso programa sin necesidad de pedir una mayor contribución a los países miembros. Estas nuevas fuentes, que se prevé que generen 58.500 millones de euros al año, incluyen el régimen de comercio de derechos de emisión de la UE, los mecanismos de ajuste en frontera por carbono, un gravamen sobre los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, los impuestos especiales sobre el tabaco y contribuciones de grandes empresas que operan en el mercado único.

La Comisión Europea está sometiendo actualmente a consulta pública parte de su propuesta sobre el próximo MFP, en particular, aquella centrada en los fondos de la UE gestionados conjuntamente con los Estados miembros y las regiones dedicados a áreas como la política de cohesión, la competitividad, la formación, la política agrícola y pesquera, los asuntos de interior o las redes transeuropeas.

En cualquier caso, el debate y la negociación entre el Parlamento Europeo y el Consejo están en curso, y se espera que aborden intensamente y en profundidad la arquitectura y la gestión de los fondos antes de su aprobación definitiva. Un proceso dilatado y complejo, pero esencial para configurar la política regional comunitaria más consensuada y adecuada posible pensando en el horizonte de 2034.

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