La Riqueza de las Regiones (por la Asociación Española de Ciencia Regional

¿Nos lleva la COVID a un nuevo modelo de ciudad?

¿Nos lleva la COVID a un nuevo modelo de ciudad?

Por Vicente Budí y Luisa Alama – Cátedra AVANT antidespoblación GVA-UJI

 

Hace apenas unas semanas se planteaba en este mismo blog una entrada sobre el futuro de las grandes ciudades al hilo de la situación inmobiliaria de Nueva York, ¿Anticipa la crisis inmobiliaria en Nueva York un nuevo modelo de ciudad post-COVID? Reflexiones sobre Urbanismo en tiempos de pandemia, que profundizaba en la reflexión realizada en plena crisis sobre ¿Qué modelo de ciudad puede surgir tras la pandemia?

La cuestión que nos ocupa, y que pretendemos proponer en este blog es conocer hasta donde el modelo de ciudad está en cuestión y, sobre todo, qué tipo de ciudades se muestran como más solventes frente a los riesgos de la pandemia. El hecho de incorporar una tercera dimensión en la elección residencial no sólo abre un abanico de posibilidades, sino que nos obliga a reponderar el peso que el tiempo de desplazamiento y las características de la vivienda tenían hasta este momento. La cuestión clave, en el contexto de la pandemia, no se encuentra en el interior de la vivienda sino en los elementos circundantes que condicionan el grado de riesgo sanitario.

En este punto resulta fácil enumerar las necesidades que acompañan a la España rural y, en especial a las zonas que sufren la despoblación y que en general se corresponden con servicios sanitarios, educativos, comerciales-culturales y red de comunicaciones (fibra óptica). Ahora bien, la cuestión que nos planteamos es identificar el punto de equilibrio (nuestro punto óptimo) entre lo que nos ofrecen las agrupaciones urbanas y lo que reclamamos como condición necesaria para redirigir la residencia hacia la España despoblada.

 

Introducir la seguridad sanitaria, entendida como bajo riesgo de contacto nos lleva hacia áreas de baja densidad de población, donde como inconveniente está la falta de servicios en esa dimensión que consideramos necesaria. Es evidente que al tiempo que aumenta el tamaño de las poblaciones, también lo hace la disponibilidad de servicios y el riesgo de contagio.

Establecer el tamaño de equilibrio es algo complejo y que además estará influido por la región en que nos encontremos y la distribución de municipios en el espacio. Desde nuestro punto de vista, y como planteamos en el trabajo Using mixed research approaches to understand rural depopulation, la cuestión central no es el tamaño de un municipio sino el área donde situamos sus relaciones socioeconómicas de vecindad. En este sentido la existencia de un municipio central supone una condición suficiente para hacer frente a la despoblación para los restantes municipios que forman parte de su conurbación urbana-rural. Los datos previos a la pandemia nos hacen pensar en ciudades de más de 20.000 habitantes como dimensión estratégica, si bien, y como se apunta en el trabajo mencionado, poblaciones de menor tamaño, pero con un régimen de relaciones de vecindad que garanticen un mínimo de dinamismo económico muestran resistencia frente a la despoblación. Nos estamos refiriendo a un contexto supramunicipal, con un sistema productivo que incluya actividades comerciales, accesibilidad al territorio y un mercado de trabajo local.

Volviendo al motivo que ha suscitado este post, no parece que el problema sea de modelo de ciudad sino de dinamizar comarcas o ámbitos locales desde la perspectiva de complementar e intensificar sus relaciones de vecindad. Esto es, dinamismo económico y servicios básicos disponibles de forma mancomunada para los municipios que componen un mismo espacio territorial a modo de nuevo modelo de ciudad.

 

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