La inversión extranjera directa en las regiones españolas: algunos factores explicativos
Por Paula Gutiérrez Portilla, Adolfo Maza, José Villaverde y María Hierro (Universidad de Cantabria)
Uno de los fenómenos más relevantes asociados a la ola de globalización de las últimas décadas ha sido el rápido crecimiento de los flujos internacionales de inversión extranjera directa (IED), muy por encima de la producción y el comercio mundial. España no ha sido una excepción, convirtiéndose de hecho en un destino altamente atractivo para la IED mundial. Si tenemos en cuenta, además, el papel crucial de la IED en el crecimiento económico, cabría preguntarse qué factores podrían estar contribuyendo a aumentar la capacidad de nuestro país para captar inversión procedente del exterior.
La respuesta a esta pregunta, desde una perspectiva regional y sectorial, y tanto de forma global como por área de procedencia y contexto económico (pre-crisis y crisis) se ofrece, al menos parcialmente, en una reciente publicación en Investigaciones Regionales [http://www.aecr.org/images/ImatgesArticles/2016/11/3_gutierrez.pdf].
Para empezar, en el análisis de la distribución, observamos que el reparto regional de la IED presenta un alto grado de concentración en un reducido número de regiones. Para ser más concretos, durante el periodo 1997-2013 Madrid y Cataluña recibieron, de media, el 79,5% de la IED total, si bien Madrid percibió cuatro veces más que Cataluña. Les siguieron el País Vasco y la Comunidad Valenciana, aunque a mucha distancia. Asimismo, la IED en España muestra una gran concentración por sectores. De media durante el periodo estudiado, el 95% de la inversión se dirigió a los sectores de la industria y los servicios.
En cuanto a los determinantes de la IED en España, el estudio pone de manifiesto dos resultados interesantes: en primer lugar, que los flujos de IED presentan una fuerte inercia; y, en segundo lugar, que los principales factores que determinan su localización en España son el tamaño de mercado, el nivel de capital humano -en interacción con los salarios- y la presencia del denominado “efecto-sede”, ejemplificado en la región de Madrid. Estos resultados, que se mantienen, en general, al considerar la IED desagregada por áreas de origen, son más intensos cuando la misma proviene de Europa y América. Además, en el análisis por sub-periodos se observa que, durante la crisis económica, el papel jugado por los factores señalados en el párrafo anterior como determinantes de la IED ha aumentado en intensidad. De lo expuesto se deduce que todos los esfuerzos realizados por mejorar el capital humano harán que, junto con los otros factores (más alejados del control regional), nuestras comunidades autónomas sean cada vez más atractivas para la IED.
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