La economía andaluza y su estancada estructura productiva
Por Mª Carmen Delgado López – Profesora del Departamento de Economía – Universidad Loyola Andalucía
Hace ahora una década que la crisis económica se hizo patente en nuestro país. Los primeros síntomas afectaron al sistema financiero español, contagiado por el desplome generado en Estados Unidos por las hipotecas basura y los fondos de inversión de alto riesgo. A esto, hay que unirle que, al mismo tiempo, empezó a flojear el sector sobre el que se había sustentado la economía española, la construcción, comenzado el conocido estallido de la burbuja inmobiliaria.
Para el caso de Andalucía, los efectos producidos por la crisis han sido más agresivos que en España o la Unión Europea. De esta forma y según apuntan los datos del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía y los de Eurostat, desde el primer trimestre de 2008 (momento en el que el PIB andaluz alcanza su máximo pre-crisis), hasta el segundo trimestre del año 2015, el PIB andaluz había acumulado una caída del 6,1%, frente al descenso del 4,0% en el conjunto de la economía española. Más aún, dicha contracción llegó a ser del 10,2% en su punto álgido (el primer trimestre del 2013), frente al 8,0% español. Si la comparación se realiza con la UE-28, las diferencias entre las sendas seguidas por las economías andaluza y española quedan relativizadas por la amplia brecha que se puede observar respecto a las tasas de crecimiento europeas (gráfico 1). En el punto álgido de la contracción (en el 2º trimestre de 2009) la caída del PIB comunitario llegó al 5,6%. A partir del 2º trimestre del año 2015, el ritmo de crecimiento económico de Andalucía, España y Europa, comienza a ser creciente hasta el último trimestre del año 2017, alcanzando y superando, en estos momentos, el año establecido como base.
Gráfico 1: Evolución del PIB: Andalucía vs. España y UE-28 (2007-2017)
(Datos ajustados de efectos de estacionalidad y calendario).
Fuentes: Instituto de Estadísticas y Cartografía de Andalucía (IECA) y Eurostat.
Si nos centramos en la estructura productiva, y analizamos concretamente el caso de Andalucía, podemos observar con datos de porcentajes sobre el Producto Interior Bruto de cada uno de los sectores, si debido a la crisis económica sufrida en la región, ésta ha sido capaz de adaptar su estructura productiva durante la crisis, para afrontar los retos futuros. Si comparamos la estructura sectorial del año 2007 (gráfico 2) con la del año 2017 (gráfico 3), se puede apreciar que 10 años después, los porcentajes casi se mantienen, señalando el sector construcción como sector más variante, disminuyendo su aportación al PIB en más de ocho puntos porcentuales, aunque paradójicamente el sector inmobiliario aumenta en 2,28%. Otro sector que ha variado también, aunque en menor medida, ha sido el sector administración pública, pasando del 19,1% al 21,93% entre 2007 y 2017. Este incremento es, en buena medida, consecuencia de un efecto composición provocado por la mayor reducción de la actividad resto de sectores en el contexto de la crisis. Por otro lado, el sector en el que se engloban las actividades de comercio, transporte y hostelería no ha hecho sino consolidar el primer puesto que ya ostentaba, incrementado su importancia relativa del 21,9% al 24 % del PIB regional. Por último, aunque el sector industrial en su conjunto (en el que se incluyen las actividades extractivas y los suministros) ha incrementado ligeramente su aportación al PIB (del 11,7% al 12,73%), la industria manufacturera, en particular, ha perdido casi un punto porcentual (cayendo al 8,3%). Dado el papel que tradicionalmente se ha asignado a este sector como motor de la transformación estructural de la economía, su pérdida de importancia relativa en un contexto ya de por sí recesivo explica en buena medida el estancamiento que, en ese sentido, ha vivido Andalucía durante los últimos años.
Gráfico 2: Estructura sectorial de la economía andaluza (2007)
(Porcentaje sobre el PIB)
Fuente: IECA.
Gráfico 3: Estructura sectorial de la economía andaluza (2017)
(Porcentaje sobre el PIB)
Fuente: IECA.
Con estos resultados se puede afirmar que Andalucía se encuentra en una situación de estancamiento de su estructura productiva, problema que se ve agravado debido a que ésta no ha sido capaz de reinventarse durante la crisis. Es por esto, que Andalucía debería aprovechar las oportunidades con las que cuenta en su entorno para hacerse más fuerte, y que las investidas de las futuras recesiones sean menos incisivas que las ya pasadas. Entre las oportunidades más claras podrían encontrarse entre otras: 1) el reposicionamiento de la industria agroalimentaria en productos de mayor valor añadido con el objetivo de insertarlos en los segmentos de mercado de mayor sofisticación, así como promover la colaboración entre los distintos eslabones de la cadena agroalimentaria (producción, transformación y distribución); 2) apostar por desarrollar una industria tecnológica y de maquinaria propia vinculada a ese sector; 3) consolidación de los sectores vinculados al desarrollo sostenible en los que Andalucía ya ha desarrollado importantes capacidades como el de energías renovables, espacios naturales y agricultura y ganadería sostenibles (potenciando la demanda doméstica); y 4) impulsar los sectores vinculados a la economía del conocimiento respondiendo, de esa manera, a las necesidades de muchas empresas andaluzas.
Por tanto, el aprovechamiento de estas oportunidades es clave para reorientar la estrategia de expansión productiva e inserción externa que contribuya, simultáneamente, a mejorar la posición en el exterior de la economía andaluza y promover su transformación estructural, objetivo inalcanzado durante la última década objeto de estudio.
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