La digitalización de la economía: nuevas tendencias en el mercado de trabajo
Por Manuel Hernández Peinado – Universidad de Granada Campus de Ceuta
Desde comienzos del siglo XXI, la digitalización se ha mostrado como un nuevo fenómeno de rápido crecimiento que está cambiando nuestras sociedades. En una aproximación amplia, la digitalización podría considerarse como la incorporación de datos e Internet a los procesos y productos, nuevas formas de consumo doméstico y gubernamental, formación de capital fijo, flujos transfronterizos y financiación.
El cada vez más importante fenómeno de la digitalización, no cabe duda, tendrá un gran impacto en el mercado laboral, si bien este impacto será diferenciado según el sector de actividad, teniendo en cuenta también que los nuevos empleos adoptarán formas diferentes. Por tanto, hoy por hoy resulta difícil efectuar una medición precisa de las consecuencias futuras sobre todas las ocupaciones, todos los empleos y todos los sectores de actividad.
Una visión general de las diferentes áreas de impacto podría concretarse. De este modo, en cuanto a la creación de empleo: nuevos sectores, nuevos productos y nuevos servicios. En lo relativo a cambio de trabajo: digitalización, interfaz entre humano y máquina inteligente, y nuevas formas de gestión. En lo que afecta a la destrucción de puestos de trabajo: automatización y robotización. Y en lo que se refiere a los turnos de trabajo: plataformas digitales, crowdsourcing y economía compartida.
Estas cuatro áreas de impacto van a estar sometidas a factores de riesgo derivados de la propia evolución del mercado laboral, las retribuciones salariales, la desigualdad social, la calidad de los trabajos recién creados, modificados, etc.
Lo que está presente de forma cada vez más evidente es que la división tradicional entre la industria y los servicios se va haciendo menos relevante, ya que lo que ha venido a denominarse la “Cuarta Revolución Industrial” parece que está haciendo mucho más porosa la frontera entre los dos sectores. Pongamos como ejemplo el caso del denominado “auto inteligente”, potencialmente considerado una “computadora con ruedas”, incorporando todos los servicios que son más usuales en las aplicaciones para móviles.
La revolución digital ha supuesto un impacto muy significativo en servicios como el transporte, la entrega y servicios de venta, el alojamiento de huéspedes, las pequeñas reparaciones de fontanería, las finanzas, las publicaciones, los agentes inmobiliarios, el coaching profesional, la contabilidad, la traducción, el cuidado infantil y cuidado personal, los servicios de secretaría, la educación, la salud, etc. Es más, solo basta con observar nuestra vida cotidiana, ya que hoy en día se desarrolla en buena parte a través de aplicaciones en nuestros teléfonos inteligentes, en los que leemos las noticias, consultamos el horario de trenes, leemos nuestro correo, contactamos con clientes y proveedores, ordenamos y pagamos compras, consultamos el pronóstico del tiempo, nuestro saldo bancario, pagamos nuestros impuestos, entre otros muchos servicios más.
La Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y Trabajo (Eurofund, 2015) recoge las nuevas formas de empleo que se están desarrollando en Europa y que están transformando, más o menos radicalmente, lo tradicional entre las relaciones basadas en empleador y empleado.
La mencionada Fundación Europea define nueve tendencias principales en las formas de empleo con implicaciones importantes en términos de condiciones laborales y mercado de trabajo, como son:
- Compartir empleados, donde un trabajador individual es contratado conjuntamente por un grupo de empleadores para satisfacer las necesidades de recursos humanos de diversas empresas, lo que resulta un empleo permanente a tiempo completo para el trabajador.
- Trabajo compartido, donde un empleador contrata a dos o más trabajadores para realizar conjuntamente un trabajo específico, combinando dos o más trabajos a tiempo parcial en un tiemplo completo.
- Gestión interina, en la que se contratan expertos altamente cualificados de forma temporal para un proyecto específico o para resolver un problema determinado.
- Trabajo ocasional, en el que un empleador no está obligado a proporcionar trabajo regularmente al empleado, pero tiene la flexibilidad de llamarlo según demanda.
- Trabajo móvil basado en las TIC, donde los trabajadores pueden hacer su trabajo desde cualquier lugar, en cualquier momento, con el apoyo de las tecnologías modernas.
- Trabajo basado en vales, donde la relación laboral se basa en el pago de los servicios con un comprobante comprado a una organización autorizada que cubre tanto las remuneraciones como las cotizaciones a la seguridad social.
- Trabajo de cartera, donde un trabajador por cuenta propia trabaja para un gran número de clientes, realizando trabajos de pequeña escala para cada uno de ellos.
- Empleo colectivo, donde una plataforma en línea coincide con empleadores y trabajadores, a menudo con tareas más grandes y dividida entre una “nube virtual” de trabajadores.
- Empleo colaborativo, donde trabajan autónomos, o las microempresas que cooperan de alguna forma para superar las limitaciones de tamaño y de aislamiento profesional.
Estas nuevas formas de empleo motivadas por el fenómeno de la digitalización de la economía, generan, en España y en otros países europeos, una brecha, entre la demanda de trabajadores con nuevas capacidades, habilidades y destrezas, y la oferta del sistema educativo que ha de procurar capital humano adecuado para poner remedio a la misma, con el firme propósito de evitar desajustes estructurales, apuesta que debe ser fruto del consenso entre el Estado, sindicatos y empresas, y donde las Universidades deben jugar un papel relevante.
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