La Riqueza de las Regiones (por la Asociación Española de Ciencia Regional

¿Deflación en las regiones españolas? Una breve reflexión

Por Roberto Bande –Departamento de Fundamentos del Análisis Económico y GAME-IDEGA – Universidade de Santiago de Compostela – Roberto.bande@usc.es

 

Desde hace ya un tiempo la Gran Recesión ha revivido los temores por parte de los economistas y responsables de la política monetaria a que se produzca en el seno de la zona euro una deflación, esto es una caída generalizada, sistemática y continuada en el tiempo del nivel de precios. Si bien los efectos macroeconómicos de una deflación pueden llegar a ser muy potentes (véase el caso de Japón, que se encuentra inmerso en una situación de estancamiento económico de la que no parece ser capaz de salir), dese el punto de vista académico no parece haber un consenso sobre la definición práctica de una situación de deflación, máxime cuando dichos efectos no parecen haberse hecho notar todavía: caída en el consumo y la inversión debido a que los agentes posponen sus gastos ante la expectativa racional de que los precios van a seguir cayendo en el futuro, aumento de los costes financieros de los préstamos y créditos, debido al aumento de los tipos de interés reales, y en el caso más extremo, la conocida como “trampa de la liquidez”, una situación explosiva en la que la combinación de todos estos efectos provoca que la política monetaria pierda su tracción y no sea capaz de estimular la demanda agregada. El Banco Central Europeo ha llevado al límite la flexibilidad en su mandato, llevando a cabo toda una batería de medidas no convencionales, englobadas bajo el conocido “quantitative easing”, que parecen tener un cierto impacto sobre la evolución agregada de las economías europeas, aunque la incertidumbre y la aplicación simultánea de paquetes de ajuste fiscal no están contribuyendo a una salida completa y definitiva de la recesión. A pesar de que las tasas de crecimiento comienzan a recuperarse, la tasa de inflación sigue muy lejos del objetivo marcado al BCE (2%), y en muchos casos se sitúa en el terreno negativo. Es esto un reflejo de la deflación?

En el caso de España los datos del Índice de Precios al Consumo elaborado por el INE indican que desde 2002 la tasa de inflación más elevada (medida como la variación respecto al mismo mes del año anterior) se produjo en julio de 2008, con un 5,3%. A partir de ahí, esta tasa ha ido reduciéndose, a diferente ritmo, hasta alcanzar un mínimo en el -1,3% en el mes de enero de 2015. Sin embargo, para que exista deflación la tasa debería moverse en terreno negativo de forma sistemática durante largos períodos de tiempo. Desde 2013, la tasa de inflación española ha sido negativa en 21 meses de 39, y a lo largo de los últimos 12 meses, lo ha hecho de forma consecutiva en 9 (a excepción de diciembre de 2015, en el que la tasa fue del 0%).

En el caso español, las fuertes diferencias regionales en cuanto a estructura productiva, mercado de trabajo, etc., hacen que la evolución de los precios de consumo también hayan sido dispares, dentro de un contexto general de caída de los mismos. Desde el año 2013, el número de meses en los que la tasa de inflación ha sido negativa varía fuertemente. Así, Baleares y Cataluña se perfilan como las regiones en las que la caída de precios ha sido menos duradera, o menos sistemática, con 12 y 13 meses de 39 respectivamente, seguidas del País Vasco, con 14. En Canarias, Extremadura y Navarra, por el contrario, la situación parece más preocupante, con 30 meses en el primer caso y 29 para las dos siguientes. Existe por tanto una fuerte disparidad regional en cuanto al impacto de la deflación.

Gráfico 1

Fuente: Elaboración propia a partir del Índice de Precios al Consumo, INE.

 

Una cuestión diferente es la magnitud de la caída de los precios, cuán intensa es la deflación. Tomando de nuevo como punto de inicio del análisis el año 2013, la tasas de caída de los precios más fuerte se ha registrado en Castilla-La Mancha, con un -2%, seguida de Castilla-León (-1,8%) y Cantabria (-1,7%). Las regiones en las que la tasa mínima de inflación ha sido mayor son precisamente Cataluña (-0,9%), País Vasco (-1%) y Baleares (-1,1%). Por otra parte, en muchas de las regiones españolas el problema se está convirtiendo en crónico. Así, si calculamos el número de meses consecutivos en los que la tasa de inflación ha sido nula o negativa hasta el último dato disponible (marzo de 2016), observamos que dicha cifra oscila entre los 2 del País Vasco y los 3 en Baleares, Cataluña, Comunidad Valenciana y La Rioja, hasta los 31 de Navarra y Canarias y los 30 de Extremadura.

Gráfico 2

Fuente: Elaboración propia a partir del Índice de Precios al Consumo, INE.

Gráfico 3

Fuente: Elaboración propia a partir del Índice de Precios al Consumo, INE.

De este sencillo análisis cabe concluir en primer lugar que se está produciendo, tanto a nivel nacional como al nivel de las comunidades autónomas, una caída continuada en el nivel de precios, que bien pudiese identificarse como un fenómeno de deflación, aunque la potencia del arsenal lanzado por el BCE puede estar maquillando o escondiendo los efectos de la misma. En segundo lugar, el impacto de la caída de los precios no está siendo homogénea en las diferentes regiones españolas. Por un lado, Baleares, Cataluña y País Vasco parecen estar aisladas (al menos parcialmente) de este fenómeno, que es menos intenso y menos duradero en el tiempo. En otras regiones, o bien la situación se cronifica (Canarias, Extremadura o Navarra) o la intensidad del fenómeno es elevada (las dos Castillas). De continuar en el tiempo esta caída de precios, por tanto, los efectos sobre el bienestar de estas regiones son potencialmente diferentes, lo que puede generar mayores niveles de desigualdad entre las diferentes regiones españolas.