Los efectos de la fragmentación política en áreas metropolitanas sobre su planificación. El caso de Oviedo
Por Fernando Rubiera Morollón, Laboratorio de Análisis Económico Regional de la Universidad de Oviedo – REGIOlab
En diversas entradas en las semanas pasadas hemos ido viendo ejemplos de la importancia de la planificación urbana (véase la entrada sobre las enseñanzas de Paul Romer o la entrada sobre el crecimiento a salto de rana de la ciudad de Madrid entre otras recientes). Planificar permite que la ciudad crezca de forma ordenada. Se proyectan espacios públicos de interacción social que hacen la ciudad más agradable y un desarrollo adecuado de las infraestructuras que limiten en lo posible los costes asociados a la urbanización.
Ahora bien, para que esto sea posible se requiere que toda la ciudad este integrada bajo un gobierno único que la gestione y planifique. A los ciudadanos nos corresponderá juzgar el mayor o menor acierto de ese gobierno local (municipal) en cada elección. La ciudad no puede estar fragmentada en unidades políticas independientes. Si eso ocurre nadie planifica teniendo en cuenta en conjunto metropolitano y los ciudadanos nos podemos ver afectados por decisiones de los municipios anexos para cuyos gobiernos locales no podemos ejercer nuestro voto. Cuando un espacio urbano o metropolitano único esta fragmentado en unidades políticas diferentes (distintos municipios) es necesaria una coordinación profunda de tales unidades políticas, cuestión que puede ser prácticamente imposible cuando cada municipio esta dirigido por gobiernos de signo contrario o bien cuando los intereses locales y los metropolitanos no son coincidentes. Podemos ilustrar esta idea con un ejemplo concreto recogido en la figura adjunta.
La imagen recoge una visión aérea (orto-foto) de la ciudad de Oviedo. La capital del Principado de Asturias, como muchas ciudades españolas, ha crecido intensamente en las dos últimas décadas. Esto ha hecho que buena parte de la ciudad se haya “desparramado” fuera de su termino municipal en los municipios contiguos de Siero y Llanera (al este por el norte y el sur del centro de Oviedo). Casi una cuarta parte de la población trabajadora en Oviedo reside ya en estos municipios adjuntos donde se han desarrollado ciudades satélite como Llanera o Lugones. El caso de Lugones es especialmente llamativo ya que es una extensión de la ciudad de Oviedo, prácticamente considerable un barrio de la misma, pero que pertenece a otro municipio y, por lo tanto, vinculada políticamente al Ayuntamiento de Siero mucho mas alejado de Lugones que Oviedo. La mayor parte de los habitantes de Lugones se desplazan a diario a Oviedo, sufren los errores o agradecen los aciertos de su planificación y gestión pero votan al alcalde de Siero. Estos municipios están ya tan integrados entre si que técnicamente no cabe duda que forman un área metropolitana única, sin embargo políticamente son unidades independientes con gobiernos de signo diferente y que pocas veces logran coordinarse en una política que pudiéramos considerar metropolitana.
En la imagen se puede apreciar un ejemplo concreto de las consecuencias de esta falta de coordinación y ausencia total de planificación metropolitana. A principios de la década 00 el Ayuntamiento de Oviedo considero que la ciudad tenia un excesivo número de centros comerciales situados en la periferia de la misma que estaba dañando la vida comercial del centro de la ciudad. Puso en marcaha una serie de acciones para revitalizar el comercio del centro y decidió restringir la instalación de nuevos centros comerciales en la periferia. Sin embargo, en paralelo, el Ayuntamiento de Siero, interesado en obtener medios para financiar su acelerado crecimiento, autorizó el desarrollo de Parque Principado, el mayor centro comercial de Asturias y uno de los más grandes del norte de España. La ubicación del centro comercial rozaba la frontera de Siero con Oviedo (entre Lugones y el barrio Ovetense de La Corredoria). Era lo forma de desarrollar un gran proyecto comercial en la periferia de Oviedo que escapara a la restricción planificada por el Ayuntamiento de Oviedo. No nos corresponde juzgar ahora si ese centro comercial fue un error o un acierto. Nos sirve simplemente para ilustrar como la planificación urbana, cuya relevancia hemos abordado en varias entradas previas de este blog, puede ser imposible de ejecutar cuando la unidad metropolitana esta fragmentada políticamente. El centro comercial produjo un daño importante al comercio del centro Oviedo, provoco la caída de otro centro comercial realizado un par de años antes dentro del termino municipal de Oviedo, desbordó las infraestructuras que no se habían planificado para soportar el trafico de un gran centro comercial, inutilizo en buena medida la red ferroviaria que no pasaba por el nuevo centro comercial, altero el desarrollo de Oviedo basculándolo hacía Siero dejando varias las proyecciones urbanísticas al oeste de la ciudad por largo tiempo.
Existen miles de ejemplos como este a lo largo de la geografía española. La raíz del problema esta en una excesiva fragmentación municipal y la ausencia de coordinaciones metropolitanas en todo el país. Sin ello la planificación urbana esta en peligro constante y depende de equilibrios políticos inestables y poco frecuentes.