La resiliencia económica en España a escala provincial: De la recesión a la recuperación
Por Adolfo Maza, Universidad de Cantabria
Aunque el interés por las fluctuaciones económicas tiene una larga historia, el uso del concepto de resiliencia económica para explicarlas es, podemos decirlo así, relativamente nuevo. De hecho, fue a partir de la Gran Recesión (GR) iniciada en 2007-2009 cuando la literatura sobre la resiliencia económica – entendida ésta como la capacidad de un territorio (país, región, provincia…) para resistir y recuperarse ante una perturbación – comienza a desarrollarse en plenitud. En efecto, la duración de la crisis económica que siguió a la GR ha disparado el interés de los analistas y de los responsables políticos por la resiliencia económica y los factores de los que ésta depende.
Así, el estudio de la resiliencia se ha abordado desde distintas perspectivas: más global, examinando la capacidad de distintos países para enfrentar un shock, o bien adoptando una perspectiva regional que se focaliza, normalmente, en uno de los países especialmente afectados por la crisis. Este segundo enfoque, aplicado al caso español, es el que vamos a explicar, en la medida de lo posible, en esta breve nota. España, además de tener el ‘honor’ de situarse en los primeros puestos dentro de los países más afectados por la recesión sea cuál sea la lista que consultemos, tiene otra particularidad importante: su heterogeneidad desde un punto de vista territorial acerca de cuándo puede datarse el comienzo de la recesión y la posterior fase de recuperación y, por ende, cuál es su alcance y duración. Así, con España como ‘case study’, aquí voy a resumir los resultados de un artículo escrito junto con el profesor José Villaverde que va a ser publicado a comienzos del próximo año en la revista Acta Oeconomica (ver aquí).
El objetivo de este estudio es doble. En primer lugar, pretende medir el grado de resiliencia económica de las provincias españolas durante un lapso temporal que abarca desde el primer trimestre del año 2002 hasta el segundo trimestre de 2017. El estudio se realiza a nivel provincial puesto que es el mayor nivel de desagregación posible y debido a que, dentro de las distintas regiones, existen, en algunos casos, diferencias significativas respecto al estallido y duración de la crisis; a modo de ejemplo, la primera parte del Cuadro 1 muestra, para cada provincia, el trimestre en el que se inicia la recesión y posterior recuperación. El segundo objetivo del artículo estriba en ofrecer algunas explicaciones plausibles sobre los distintos niveles de resiliencia detectados; para ello, y como novedad en esta rama de la literatura, se emplean técnicas de econometría espacial dadas las interacciones existentes entre provincias.
En su primera parte, centrada en la medición de la resiliencia, el artículo aplica una metodología que, a diferencia de otras empleadas en la literatura y en consonancia con lo señalado previamente acerca de la heterogeneidad provincial, permite que la fecha de inicio y fin, y por tanto la duración de las etapas de recesión y recuperación difieran entre provincias. En cuanto a la variable empleada para el cálculo, en el trabajo se esgrimen distintas razones que justifican el uso de la variable ‘empleo’. Así, dejando de lado, por razones de espacio, distintas precisiones que se indican en el artículo, se calculan tres indicadores: uno para la magnitud de la caída después del estallido del shock (denominado Drop), otro que captura el alcance del rebote en la fase de recuperación (Rebound) y, finalmente, un indicador de resiliencia que combina los dos anteriores (Resilience). Los resultados se muestran en la segunda parte del Cuadro 1, con las provincias ordenadas de mayor a menor resiliencia.
Como puede apreciarse, la gama de resultados es bastante amplia. Entre las provincias que presentan un alto grado de resiliencia, algunas de ellas (Islas Baleares, Lugo, Navarra y Vizcaya) lo son por su capacidad para soportar perturbaciones (reflejada en su Drop) a pesar de no ser muy activas a la hora de la recuperación (Rebound). Al mismo tiempo, existen otras provincias (principalmente Soria y, en menor medida, Jaén, Cuenca y Las Palmas) con un alto grado de resiliencia basado en su capacidad para recuperarse rápidamente de la recesión, aunque inicialmente no fueron capaces de absorber adecuadamente el impacto. Por otro lado, provincias como Álava y Lleida presentan un bajo nivel de resiliencia que está claramente marcado por su falta de recuperación, mientras que en los casos de Toledo, Teruel y Almería la principal razón de esta baja resiliencia estriba en la intensa caída del empleo que se produjo durante la recesión. Por último, también hay provincias que muestran un comportamiento más ‘homogéneo’ (‘bueno’ o ‘malo’ según el caso) en ambos subperíodos: son, por ejemplo, los casos de Palencia, Zaragoza y Orense (pequeña caída y fuerte recuperación) y Castellón, Huesca y Cáceres (caída intensa y débil recuperación). En resumen, puede decirse que los resultados son bastante heterogéneos y que, al menos en el caso de España, la conclusión generalmente aceptada en trabajos previos de que, cuanto mejor sea la situación de partida, mayor será la capacidad de una región/provincia para hacer frente a una perturbación, no resulta tan evidente.
Una vez cuantificada la resiliencia, la segunda parte del trabajo trata de sacar a la luz algunas de las razones que explican las notables diferencias existentes entre provincias. Dado que el período de recesión ya ha terminado, también realizamos el mismo análisis para el indicador Drop. En cuanto a la recuperación, puesto que todavía está en proceso y que en algunas provincias apenas ocupa unos trimestres, entendimos que era mejor dejar este análisis para más adelante. Dejando de lado cuestiones técnicas, los resultados se muestran en el Cuadro 2.
De forma muy resumida, parece que hay dos resultados que son robustos. En primer lugar, la importancia del sector de la construcción como factor que explica la poca resiliencia de algunas provincias, así como los fuertes efectos adversos de la recesión. En segundo lugar, la especialización en servicios (no se incluyen los servicios gubernamentales) como característica clave de las provincias que mejor han resistido la recesión económica y más han acelerado la recuperación posterior. Menos concluyente, porque sólo es cierto durante la recesión (ver los resultados del indicador Drop), es el papel positivo que desempeña el capital humano; la evidencia empírica apunta a que, cuanto mayor es su nivel, menor es la caída ante un shock. También parece observarse una relación positiva entre la participación de las exportaciones y el indicador de resiliencia; esto no ocurre, no obstante, durante la etapa de recesión, muy probablemente porque las empresas tardaron en reaccionar a la caída de su demanda interna. Por último, el análisis demuestra (ver los resultados de los retardos espaciales al final del cuadro) que la resiliencia de una provincia está ligada con la de su entorno.
Artículo de próxima publicación: The economic resilience of the Spanish provinces: From recession to recovery (con/with José Villaverde), Acta Oeconomica.
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