La Riqueza de las Regiones (por la Asociación Española de Ciencia Regional

22@: atracción de talento y nueva centralidad

22@: atracción de talento y nueva centralidad

Por Josep-Maria Arauzo-Carod – Departament d’Economia – Universitat Rovira i Virgili (QURE-CREIP) – @IND_LOC

 

 

Hubo unos años en que las estrategias de crecimiento local pasaban por disponer del correspondiente parque tecnológico, de la misma manera en que en años anteriores éstas exigían tener un polígono industrial en cada municipio. Con el tiempo se ha demostrado que ni unos ni otros eran necesarios en todas partes, sino que era mucho más racional concentrar dichos activos en un número limitado de emplazamientos con unas mínimas garantías de éxito, generadas sobretodo por las economas de escalabretodo por las economías de escala. Decimos esto porque con los distritos tecnológicos ha pasado una cosa muy similar. Al margen de la indefinición del término, y que no siempre se sepa muy bien a que se refiere uno cuando habla de un distrito tecnológico, lo cierto es que no siempre ha habido un consenso razonable sobre si era oportuno que cada ciudad de tamaño medio contase con el suyo.

 

En este sentido, existen muchas experiencias de distritos fallidos o, simplemente, no natos en términos prácticos, mientras que también hay otras que muestran las bondades de dichas estrategias. Entre las últimas se encuentra el 22@ en el distrito de Poblenou, en Barcelona. Se trata de una experiencia muy interesante por lo que supuso (y supone) de transformación radical de un barrio degradado y que en su día fue la locomotora manufacturera de Barcelona (se le conocía como el Manchester catalán) a partir de la implantación de las primeras fábricas textiles hacia 1830. Fue éste un paisaje industrial que cambió radicalmente con la crisis de los años 70 del siglo pasado y que llevó a una profunda desindustrialización de la zona, a un abandono de muchas instalaciones y a la consiguiente degradación urbana. Es por este motivo que el 22@ no fue concebido únicamente como un distrito tecnológico, puesto que en su momento se trazó una transformación radical de toda una zona con objeto de modernizarla, de readecuar su elevadísimo patrimonio industrial, de aprovechar amplios espacios hasta hace unos años vacíos y de transformar un degradado parque de viviendas.

 

El proyecto del 22@ ha pasado por muchas fases: des de un diseño inicial en que el gancho de grandes empresas como Indra era fundamental, al modelo actual, en que, a pesar de la apuesta de grandes empresas del sector multimedia, el modelo básicamente descansa en un conglomerado de pequeñas y medianas empresas desconocidas por el gran público. Además de éstas, cabe destacar el concurso de universidades y de centros de investigación, unas instituciones que no sólo han permitido recuperar para la ciudad importantes activos del patrimonio industrial catalán sino que actualmente ejercen una destacada labor de ensamblaje del talento y el sector empresarial, ya se trate de capital humano creado en la ciudad o venido de otros países.

 

Es evidente que hoy en día las ciudades están en un proceso continuado de transformación y que las condiciones de éxito presentes no aseguran en ningún caso una continuidad futura. Es por ese motivo que el 22@ necesitará seguir transformándose para continuar siendo un polo de crecimiento y de atracción de talento, tal y como ha hecho en los últimos años. Tampoco podemos considerar que ése sea un modelo a replicar por otras ciudades, dado que se necesitan unas economías de aglomeración al alcance de pocas urbes, pero sí es cierto que el 22@ muestra como la capacidad competitiva de la economía catalana pasa necesariamente por la innovación y la apuesta por las actividades intensivas en conocimiento. Seguramente el 22@ no es reproducible en ninguna una n ning tamaño medio contase es intensivas en conocimiento. Seguramente el 22@ no es replicable en ning tamaño medio contase otra ciudad catalana (y de hecho, incluso es recomendable evitar una replicación mimética), pero sí que puede servir como fuente de inspiración para mostrar no ya por qué sectores apostar, sino el tipo de economía en que se pueden razonablemente hacer bien las cosas y competir con garantías en un entorno europeo. A lo largo de la geografía europea existen otras iniciativas similares en ciudades como Manchester (Oxford Road Corridor), Lión (Confluence), Hamburgo (HafenCity), Berlín (Sillicon Allee) o Dublín (Grand Canal Innovation District) que muestran cuál es el camino a seguir.

 

En los últimos meses, las incorporaciones de empresas al 22@ alimentan el ritmo de crecimiento del distrito (entre ellas cabe destacar, por ejemplo, los casos de Amazon o Cisco) y permiten incrementar su capacidad de atracción de talento y, por ende, su crecimiento potencial futuro. Las perspectivas futuras no pueden ser sino optimistas, en la medida que el 22@ genera unas economías de aglomeración que expanden la capacidad competitiva de las empresas que allí se localizan y que se benefician de la existencia de otras empresas innovadoras e instituciones públicas dedicadas a la generación de conocimiento y a su difusión.

 

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