Presión Geopolítica y Migración: El Desafío del Sahel para Europa
Por Javier López Otero y Reinaldo Batista Córdova
Históricamente, el desierto del Sahara, un espacio gigantesco de extensión similar a la de países como China o EE.UU., ha sido una barrera natural infranqueable durante siglos por sus condiciones extremas, y solamente había podido ser atravesado gracias al conocimiento geográfico exclusivo de tribus nómadas locales como los Tuareg y a la fundación de ciudades-oasis como Tamanrasset, Tombuctú o Agadez. Durante siglos estas tribus pudieron controlar un reducido tráfico de mercancías, esclavos y capitales y fue su monopolio particular hasta el desarrollo de las técnicas de navegación durante los siglos XVI a XIX. Sin embargo, en la actualidad los adelantos tecnológicos en materia de transporte y TIC han hecho que la gigantesca barreara natural del Sahara sea más permeable que nunca, permitiendo el tránsito de mercancías, capitales y personas (entre ellos, migrantes) con mucha más facilidad. Ello ha implicado la ampliación de la frontera migratoria de Europa hacia el sur del desierto, es decir, en la populosa y rica región en materias primas del Sahel.
Figura 1. Región del Sahel. Elaboración propia a partir de Google Earth
Esta situación ha sido ampliamente reconocida en la importante regulación migratoria de la UE de 2015, que implica una cooperación con los países implicados en las rutas transaharianas como Argelia, Mali, Mauritania, Senegal Chad o Sudan. La colaboración, entre otros aspectos, ha implicado la monitorización y el control de los flujos a través de la colaboración en tareas de inteligencia y físicamente en las fronteras entre países, por lo que estas medidas han mostrado una eficacia parcial durante el quinquenio siguiente a su aprobación. Sin embargo, desde hace dos años las regulaciones europeas están siendo puestas seriamente a prueba para detener la creciente marea de migrantes forzados de sus hogares por conflictos, desesperación económica y ahora, estrategias geopolíticas deliberadas por terceros países.
Figura 2. Miles de desplazamientos según la ruta mediterránea de acceso. Fuente: Elaboración propia a partir de Frontex (2024)
En este sentido cabe destacar la implicación indirecta de Rusia, particularmente a través de la colaboración del Grupo Wagner, una empresa militar privada, que actúa como proxy para el Kremlin en los golpes de estado de Mali (2022) y recientemente de Níger (2023), dos populosos y estratégicos países, que han pasado de cooperar con la UE a ser más reticentes a colaborar con la UE en los términos establecidos por la mencionada norma. Esta situación ha fomentado indirectamente condiciones que impulsan la migración, lo que no solo socava la seguridad fronteriza europea, sino que también agrava la crisis humanitaria en el Sahel. Aunque, apenas existen estadísticas al respecto, cabe considerar que los cambios en los gobiernos de Mali y Níger repercutirán indirectamente en el control de ciudades oasis como Agadez o Gourma.
Esta situación ha sido analizada con profundidad por parte de investigadores de la universidad de Sevilla y la Universidad Isabel I en varias publicaciones. De este modo, en su análisis se destacan varios propósitos geopolíticos de este cambio en la región de Sahel. En primer lugar, este cambio provoca disensiones internas entre los estados de la UE sobre cómo manejar la situación, limita el acceso del bloque europeo a los recursos estratégicos de la región; reduciendo la influencia de la UE, especialmente a través de Francia, en la estabilización del Sahel. Por otra parte, para los países de origen en la región del Sahel, la situación es igualmente grave: el flujo continuo de migrantes contribuye a disminuir el capital humano y a agravar las tensiones económicas internas de los países emisores.
Los posibles resultados de este escenario son varios. En Europa, el desafío radica en equilibrar las responsabilidades humanitarias con la seguridad interna y la cohesión. Ello requerirá sin duda repensar las políticas migratorias, mejorar la cooperación con las naciones africanas y abordar las causas fundamentales de la inestabilidad en el Sahel. Para los países africanos el objetivo esencial consiste en alcanzar la estabilidad, el desarrollo económico y lograr resiliencia contra manipulaciones externas, lo que implica una cooperación regional más fuerte, reformas de gobernanza y apoyo geopolítico desinteresado. En definitiva, la situación requiere un enfoque integral que vaya más allá de la mera gestión migratoria para abordar las dinámicas geopolíticas, económicas y sociales subyacentes. De no ser así, las presiones sobre el Sahel y los retos migratorios en Europa persistirán, o empeorarán, socavando la estabilidad de la región, poniendo en jaque la cohesión y valores de la UE.
“La riqueza de las regiones” constituye un instrumento de comunicación e intercambio de ideas promovido por Asociación Española de Ciencia Regional (AECR). Para más información sobre la actividad de AECR visite su Página Web o síganos en Facebook, Linkedin, Youtube y/o Twitter.