Los efectos de la política europea de I+D sobre la cohesión territorial
Por Tania Fernández García y Fernando Rubiera Morollón -Cátedra para el Análisis de la Innovación de la Universidad de Oviedo y Laboratorio de Análisis Económico Regional – REGIOlab
La mayoría de modelos de crecimiento económico, empezando por el modelo neoclásico de Robert Solow (1956), han destacado el relevante papel que juega la inversión en investigación y desarrollo (I+D) en el crecimiento de los territorios. Apoyándose en ello, la Unión Europea (UE), ha incrementado sustancialmente su esfuerzo inversor en Investigación y Desarrollo (I+D) con el objetivo de incrementar la productividad y competitividad de las economías europeas, así como de fomentar el crecimiento y convergencia de los países y regiones de la Unión.
Los últimos programas marco de I+D de la UE, particularmente el “Horizonte 2020” y el “Horizonte Europa”, han incrementado significativamente los recursos disponibles para promover la investigación científica y la innovación en Europa. En el gráfico adjunto se puede constatar el incremento continuado de los fondos dedicados a I+D en la UE tanto en términos de inversión total en I+D, medido como % sobre el Producto Interior Bruto (PIB), como en términos del volumen total de fondos movilizado por cada programa marco europeo de I+D.
Inversión total de la UE en I+D entre 1996 y 2020
Fuente: tomado de Rubiera y Fernández (2023).
Este extraordinario esfuerzo inversor en I+D debería de haber contribuido significativamente al desarrollo tecnológico y al fomento de la capacidad científica de los territorios, pero, además, en base a los modelos económicos neoclásicos, debería de haber fomentado el crecimiento y convergencia de las regiones europeas. Sin embargo, en la UE existe una fuerte competitividad entre los equipos de investigación y prima la búsqueda de la excelencia lo que ha resultado en una concentración de los recursos destinados a la I+D en las regiones más avanzadas, que son las que tienen un mayor desarrollo científico y tecnológico y las que, por ello, tienen mayor capacidad para captar y utilizar eficientemente las inversiones. En el mapa adjunto se constata que existe una importante concentración de los recursos para ciencia e innovación en el Centro y Norte de Europa. Sin embargo, las regiones periféricas del Sur o Este de la Unión captan cantidades muy inferiores. Dicha distribución de los recursos puede estar provocando que las políticas de innovación y crecimiento de la UE, lejos de contribuir a la convergencia y reducción de desigualdades entre territorios, puedan estar generando dinámicas divergentes.
Distribución geográfica de la inversiones en I+D (% PIB) de la UE, 2019
Fuente: tomado de Rubiera y Fernández (2023).
En un artículo recientemente publicado en la revista de la Asociación Española de Ciencia Regional (AECR), Investigaciones Regionales, hemos realizado un análisis profundo del reparto geográfico del esfuerzo inversor en I+D en la UE. Además, se completó dicho estudio con un análisis de convergencia de las regiones europeas en el que se observó particularmente el efecto de la inversión en I+D y de los fondos europeos de innovación. El análisis completo está disponible en la web de la revista. Se puede acceder al trabajo desde este enlace.
Se ha observado que la política de innovación de la UE ha contribuido a la concentración de los recursos de I+D en las áreas más desarrolladas dado que ha destinado el grueso de los fondos europeos de innovación a las áreas más dinámicas; territorios que, como se discutía, son capaces de promover proyectos de investigación más avanzados y competitivos. Son las áreas más desarrolladas las que, por tanto, tienen más oportunidades de crecer a través de esta vía, por ello, se deduce que la política de I+D de la UE podría estar impulsando la divergencia entre las regiones europeas.
Teniendo en cuenta estos resultados sería conveniente introducir factores relativos al nivel de desarrollo de los territorios en la asignación de los fondos de I+D, incorporando criterios de equilibrio geográfico en la construcción de los consorcios de investigación internacionales. Estos aspectos están parcialmente considerados en las actuales convocatorias oficiales, pero de un modo insuficiente lo que genera que la política europea de I+D no esté desplegando los deseados efectos sobre el crecimiento y convergencia de los territorios menos desarrollados que podrían llegar a conseguirse realizando algunos ajustes en el diseño de las convocatorias y en la asignación espacial de los recursos.
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