Indicadores avanzados para el análisis de la coyuntura económica urbana
Por Maite Segura y Alex Costa – Departamento de Análisis. Oficina Municipal de Datos. Ayuntamiento de Barcelona
Es conocido que el seguimiento y análisis de la coyuntura económica se realiza preferentemente por el lado de la demanda. Por este motivo, tanto el INE como el Banco de España priorizan la óptica de la demanda para analizar el momento coyuntural de la economía española.
En el caso de la economía urbana, la aproximación por el lado de la demanda es especialmente compleja, básicamente por la dificultad que supone la estimación de las relaciones exteriores, lo que se conoce en cuentas nacionales como “resto del mundo”. Por este motivo, el seguimiento de la coyuntura urbana normalmente se asienta en el lado de la oferta, con indicadores sectoriales y del mercado laboral.
En esta nota se presenta una aproximación a la coyuntura económica urbana por el lado de la demanda. Esta aproximación está homologada a nivel internacional, no es compleja ni costosa y puede suponer un buen complemento al habitual seguimiento desde el punto de vista de la oferta. La aproximación se basa en dos indicadores, el Índice de Confianza del Consumidor y el Índice de Confianza del Sector Comercial. Ambos forman parte tanto de los “leading indicators” de la OCDE, como de los indicadores de los informes “Business and consumer surveys” de la Comisión Europea.
El Índice de Confianza del Consumidor (ICC)
La confianza del consumidor está en la base de la propensión de los hogares al consumo, elemento básico de la demanda agregada de una economía y, por tanto, clave en el análisis de su evolución a corto plazo. El indicador de confianza del consumidor mide el sentimiento, optimista o pesimista, que tienen los hogares respecto a su economía, tanto en el pasado como en el futuro, según sus expectativas. Este sentimiento condiciona sus planes de consumo. Por este motivo, inversores, fabricantes, bancos y gobiernos utilizan este indicador en el diagnóstico sobre la dinámica económica.
El Índice de Confianza del Consumidor nació en los años sesenta en EEUU, por iniciativa de un grupo empresarial sin ánimo de lucro, The Conference Board y, también, de la Universidad de Michigan. Posteriormente, se ha extendido tanto en el ámbito de países como de organizaciones internacionales. En la OCDE el ICC aparece como un “leading indicator” junto con el indicador de confianza empresarial. En la Comisión Europea es responsabilidad de la DG EcoFin, en el programa European Business Cycle Indicators .
En España se elabora desde 2004 y tiene consideración de estadística oficial. Inicialmente fue responsabilidad del Instituto de Crédito Oficial (ICO) y, desde 2011, del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). El Banco de España incluye al ICC como indicador principal de la demanda agregada de la economía española al Boletín Económico y ha mostrado su correlación cíclica con la evolución del PIB [1].
No existe una metodología totalmente homogénea de cálculo del ICC, pero la confianza siempre queda definida como una media entre la evaluación retrospectiva y la evaluación del futuro de la economía. En el caso de Barcelona, el ICC se ha calculado a partir de la información generada por el Barómetro Municipal elaborado por el Departamento de Estudios de Opinión de la Oficina Municipal de Datos, con periodicidad semestral y una muestra de 800 individuos por ola. El valor del ICC se determina como una media aritmética de los índices de tres componentes que se deducen de los datos aportados por la encuesta en tres aspectos que afectan directamente a la economía familiar:
- Saldo respuestas en la situación y expectativas para la economía de los hogares
- Saldo respuestas en la situación y expectativas de economía de la ciudad
- Saldo respuestas en la situación y expectativas del mercado de trabajo
Con los datos correspondientes al mes de junio de 2022, el ICC de Barcelona se ha situado en 99,5 puntos, valor muy parecido a los de junio (98,3) y diciembre (98,4) del año anterior. El ICC de junio es resultante de un aumento del valor de la situación actual (82,6), que ha sido contrarrestado por una disminución de las expectativas (116,4), que después del máximo alcanzado en junio del año anterior, vuelven a situarse en un nivel similar al de finales de 2020.
La dinámica de los tres componentes que conforman el ICC ha sido heterogénea, con un repunte más marcado en el caso del mercado de trabajo, que llega a los 112 puntos, situándose por encima del valor de junio de 2019, mientras que el índice de la economía de la ciudad (90,3) se mantiene más estable y el de la economía de los hogares (96,2) cae ligeramente, y ambos quedan por debajo de los valores de hace un año.
El diferencial entre el ICC de Barcelona y el de España presenta un saldo positivo a favor de la ciudad en la serie disponible desde el año 2018, si bien se ha ido reduciendo hasta el mínimo de junio de 2021, para después volver a ampliarse. Con datos de junio de 2022, el diferencial supera los treinta y tres puntos, el máximo alcanzado en toda la serie[2].
El Índice de Confianza del Sector Comercial (ICSC)
La confianza del sector comercial también es un indicador avanzado de consumo, elemento básico de la demanda agregada de la economía y, por tanto, clave en el análisis de la coyuntura económica. Al igual que el ICC, el ICSC mide el sentimiento, optimista o pesimista, que tienen los titulares de los negocios comerciales respecto a su actividad, tanto en el pasado como en el futuro. En el caso de la economía urbana, el ICSC es una de las aproximaciones sectoriales más relevantes, teniendo en cuenta el peso del comercio en el empleo y en el PIB de la ciudad.
La metodología de cálculo del ICSC de los diferentes institutos estadísticos no es totalmente homogénea, pero, como otros indicadores de confianza, siempre quedan definidos como una media entre la evaluación retrospectiva y de futuro de la dinámica del negocio. El ICSC se define como la media geométrica entre los indicadores de situación y expectativas.
En el caso de Barcelona, el ICSC se calcula a partir de la información generada por la Encuesta de Actividad Comercial que elabora el Departamento de Estudios y Opinión de la Oficina Municipal de Datos, de periodicidad semestral y una muestra de 1.200 negocios por ola. El cuestionario de dicha encuesta fue ampliado el año 2020 al efecto de incluir las preguntas necesarias para elaborar un índice de forma equivalente al Índice de Confianza Empresarial, que incluye al sector comercial, utilizado por el Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat) y el Instituto Nacional de Estadística (INE).
La evolución del ICSC de Barcelona desde el primer semestre de 2020 (-36,2) hasta el segundo semestre de 2021 (6,7) ha sido positiva, con un diferencial de cerca de 43 puntos, resultante tanto de la mejora de la situación como, sobre todo, de las expectativas, que alcanzan valores positivos muy superiores que los de la situación, que se mantienen en negativo en todo el período.
La desagregación del ICSC por ramas de actividad comercial, constata que el comercio dedicado a equipamiento personal y el de ocio y cultura, presentan una dinámica más positiva que el resto. Igualmente, el comercio no alimentario y el de menaje del hogar tienen una evolución positiva, aunque no tan marcada. En el extremo opuesto, el índice del comercio de la automoción es el único que empeora, manteniéndose en negativo en todo el período.
Respecto a la comparativa de la evolución del ICSC de Barcelona con los de Cataluña y España, se constata que recuperación de la confianza se produce en los tres ámbitos territoriales, si bien el diferencial de la ciudad es superior al del resto.
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[1]J. Jareño “ Las encuestas de opinión en la análisis coyuntural de la economía española”. Banco de España. Doc nº 0706. 2007.
[2] La comparativa se hace exclusivamente con la economia española porque este indicador no está disponible para la economía catalana.