Hacia una economía más justa: valoración del trabajo y desigualdad de género en México
Por Joana Chapa – Directora de la Facultad de Economía, Universidad Autónoma de Nuevo león (UANL)
México es un país de desigualdades, una de ellas está en el género: en la carga de trabajo, los salarios y la contribución económica del Trabajo Doméstico y de Cuidados No Remunerado (TDNR), esto implica una menor tasa de participación laboral femenina en el mundo, alrededor del 45%, lo que supone una pérdida económica equivalente a 22% de la renta per cápita.
Esta desigualdad ha motivado investigaciones para visibilizar la aportación económica de las mujeres y fomentar su participación en el mercado laboral. La más reciente se presentó en el libro digital Hacia una Economía más justa.
El estudio aporta mediciones para México, la región norte del país, el estado de Nuevo León y el Área Metropolitana de Monterrey (AMM), zona que se puede apreciar en el mapa.
Los principales resultados –que hacen referencia al 2018– señalan que la división sexual del trabajo se observa en la distribución inequitativa del tiempo: los hombres laboran 8 horas más en trabajos remunerados y las mujeres 25 horas más en el TDNR.
En este sentido, aunque las mujeres trabajan menos horas en el mercado laboral, la desigualdad en las tareas domésticas aumenta su carga de trabajo total: las mujeres ocupan 83 horas a la semana y los hombres 66.
En adición a que trabajan más, disfrutando de una menor calidad de vida, las mujeres ocupadas tienen un salario entre 5 y 7% menor al de los hombres, controlando por la escolaridad, la experiencia y la estructura familiar, entre otras características.
Una vez que se asigna valor al TDNR, encontramos que representa 23% del PIB de México: 14% proviene del trabajo que realizan las mujeres y 9% de los hombres.
Este tipo de datos –que se pueden obtener en la calculadora del valor económico del TDNR en México– señalan que esta modalidad de trabajo contribuye con más valor agregado que el sector de las manufacturas que aporta cerca del 18% del PIB.
El desglose de los datos indica que las tareas de cuidados y apoyo son las que aportan mayor valor económico, tanto en el país como en la región norte, entre 35 y 40%, respectivamente. Mientras que, los quehaceres del hogar generan mayor valor económico en el AMM (54%).
Si sumamos el ingreso laboral de los diferentes tipos de ocupación (asalariados, empleadores, cuenta propia y trabajadores sin pago) y el valor económico del TDNR encontramos que en México y la región norte las mujeres aportan el 40% a la generación de ingreso laboral y los hombres el 60%.
Al centramos en el AMM, una región con alta presencia del sector servicios (59%) y de la industria manufacturera (30%), vemos que tiene un alto grado de formalidad (74% del ingreso laboral) y la aportación de las mujeres al ingreso laboral es mayor (45%) que en México y la región norte.
En el AMM, los sectores con alta presencia de trabajadoras formales son la Industria textil y del cuero, así como los servicios de salud, educativos y financieros. Los sectores con alta presencia de trabajadoras informales son el comercio minorista, los servicios de alojamiento temporal y preparación de alimentos, entre otros servicios (empleadas domésticas remuneradas y de cuidado personal).
Implicaciones de política
Los resultados de la investigación plantean que la corresponsabilidad entre el gobierno, las empresas y las familias es crucial para equilibrar las cargas de trabajo, promover la equidad de género y transitar hacia una economía más justa a través de acciones concretas:
- Invertir en infraestructura para el cuidado como centros de atención infantil y estancias para personas adultas mayores.
- Generar condiciones de trabajo para conciliar la vida laboral y familiar por medio de horarios flexibles, teletrabajo, permiso parental remunerado, etc.
- Promover el reparto equitativo de las tareas domésticas y de cuidados entre los miembros de la familia.
- Modificar las normas sociales y los roles de género que perpetúan los desequilibrios en la distribución del trabajo.
Los resultados del estudio exponen que es necesario generar una conciencia sobre la carga del trabajo que permita promover una corresponsabilidad social para balancear el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado en el hogar, por lo tanto, es momento de romper paradigmas para entender que debemos fomentar la participación de las mujeres en el mercado laboral y desarrollar un sistema de cuidados para migrar hacia un mundo más igualitario.
El proyecto recibió financiamiento del Instituto Municipal de las Mujeres Regias del Municipio de Monterrey. En la obra participaron: Grissel Olivera, Edgardo Ayala, Lianet Farfán, Paola Cárdenas y Nelly Ramírez.
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