¿Está Europa escuchando a sus zonas rurales más vulnerables?

Por Marc García, Jordi López-Tamayo, Rosina Moreno y Vicente Royuela
El grupo de investigación AQR de la Universidad de Barcelona participa como socio en el proyecto HORIZON-CL6-2023-COMMUNITIES-01 denominado: “Supporting the inclusion, wellbeing, and growth of rural areas through multi-actor Smart Villages labs for enhanced governance frameworks” (INSPIRE). El objetivo general del proyecto es el de promover el desarrollo inclusivo y sostenible de las áreas rurales europeas facilitando el acceso a servicios de calidad y mejorando el bienestar de las poblaciones rurales, especialmente de los grupos vulnerables. En este contexto, una de las líneas de investigación del proyecto se centra en recopilar e interpretar información local para formular políticas basadas en el conocimiento directo de la realidad rural, yendo más allá de las estadísticas oficiales. La Universidad de Barcelona contribuye con el análisis de datos micro, que reflejan las condiciones específicas de vida rural y situaciones de exclusión individual o comunitaria. La mejor forma de abordar esta realidad es mediante la participación directa de comunidades y colectivos vulnerables. Sin embargo, por cuestiones de escala, es necesario seleccionar territorios que permitan identificar patrones comunes vinculados al grado de ruralidad, así como sus particularidades. Por ello, el proyecto ha elegido siete casos piloto (ver Figura 1), ubicados en regiones clasificadas por Eurostat como «predominantemente rurales» o «intermedias».

Figura 1. Ubicación espacial de las áreas piloto
La información ha sido recopilada a tres niveles: encuestas telefónicas, a pie de calle y finalmente, trabajo de campo directo. A través de esta última metodología, la persona investigadora actúa como observadora directa y se integra en el contexto social objeto de estudio.
Los resultados de dicho trabajo revelan tendencias comunes:
- Poblaciones vulnerables. Las personas mayores y las personas con discapacidad fueron identificadas de forma constante como los grupos más vulnerables en todos los lugares estudiados.
- La existencia indiscutible de barreras a la inclusión.
- Problemas de accesibilidad, que abarcan desde infraestructuras poco adaptadas hasta transporte público insuficiente, son universales.
- Instituciones con recursos limitados en salud y educación dificultan la inclusión.
- La exclusión digital limita el acceso de las personas mayores a los servicios.
- Resiliencia comunitaria y redes informales. A pesar de las debilidades estructurales, todas las zonas demuestran fuertes lazos sociales informales y una solidaridad de base comunitaria que a menudo compensa la ausencia de un apoyo institucional sólido.
- Desafíos institucionales. Los servicios suelen estar fragmentados o sobrecargados, lo que dificulta la participación de los residentes vulnerables en los recursos públicos.
No obstante, también existen diferencias clave y especificidades locales que conviene subrayar:
- Kythera (Grecia): marcada por desigualdades vinculadas al turismo y servicios liderados por la iglesia.
- Konitsa (Grecia): destaca por iniciativas de base, especialmente a través de asociaciones lideradas por mujeres.
- Moate (Irlanda): los esfuerzos de inclusión basados en el voluntariado son muy activos, pero están amenazados por el desgaste de los voluntarios y la población solicitante de asilo transitoria.
- Košice (Eslovaquia): caracterizada por exclusiones con una fuerte carga emocional. Aunque existe infraestructura, persisten barreras de comportamiento, especialmente para la población gitana y las personas con discapacidad.
- Parczew (Polonia): se apoya en el soporte informal. La exclusión digital y las limitaciones institucionales son marcadas.
- Monéteau (Francia): la fragmentación de servicios y la desconexión espacial limitan la participación a pesar de contar con instalaciones de calidad.
- Suceava y Maramureș (Rumanía): el aislamiento geográfico y la deficiente infraestructura definen sus desafíos. La resiliencia cultural y la ayuda mutua son fuertes.
A pesar de las diferencias de idioma, gobernanza y geografía, las siete comunidades rurales comparten varias características comunes: una dependencia excesiva de las redes informales de apoyo, servicios públicos fragmentados y frecuentes desajustes entre las necesidades locales y los marcos de política nacional. La cohesión social tiende a ser fuerte a nivel micro, entre familias y vecindarios estrechamente vinculados, mientras que la integración en estructuras regionales y nacionales sigue siendo frágil. La siguiente tabla ofrece un resumen comparativo teniendo en cuenta cuatro dimensiones clave: (i) principales grupos vulnerables; (ii) barreras de inclusión; (iii) fortalezas comunitarias; y (iv) rasgos distintivos.

En síntesis, tal y como se observa, pese a las diferencias geográficas y culturales, existen ciertas dinámicas similares en las regiones piloto analizadas. Si bien, cada región ha mostrado la existencia de redes sociales sólidas, la informalidad y voluntariedad de las mismas no pueden compensar la falta de infraestructura o de apoyo institucional. Los esfuerzos de inclusión social, cuando se han observado, dependen en mayor media de actores locales comprometidos, que de enfoques institucionales y sistémicos.
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