El crecimiento regional en 2020
Por Juan de Lucio – UAH
Acabamos de cerrar un año económicamente muy complicado. El descenso del PIB ha rondado el -11,6%. La desaceleración de la actividad del primer trimestre fue un preludio a la intensa caída en el segundo trimestre. La recuperación, también intensa en el tercer trimestre, no ha sido sostenida y se estima un estancamiento en el último cuarto del año como consecuencia del agravamiento de la crisis sanitaria. La pandemia ha difuminado los efectos de otras circunstancias en la economía como la adaptación al Brexit o las tensiones geopolíticas. Este panorama general alberga diferencias importantes entre regiones. Las disparidades regionales se explican principalmente por la distinta presencia en los territorios de las actividades y sectores afectados y por el impacto que la pandemia ha tenido en las regiones.
El confinamiento, las restricciones a la movilidad y el cambio en las decisiones de consumo ha tenido efectos muy distintos según las características de las empresas y los trabajadores. Servicios como el turismo de bajo precio o los trabajadores irregulares en el entrono de la economía sumergida han sufrido significativamente. Por el contrario, las rentas del sector agroalimentario o de los trabajadores del sector público han sufrido menos. La modificación en las decisiones de consumo ha lastrado el consumo fuera del hogar y social. La inversión se ha visto paralizada por la incertidumbre. Otros rasgos asociados a impactos más negativos de la pandemia son: la mayor concentración de la población, la mayor conectividad de la región, la menor eficacia y confianza en las instituciones, una mayor participación en las cadenas globales de valor más amplias y una menor capacidad de utilización de las nuevas tecnologías para la exportación. El gráfico 1 presenta las estimaciones que con los datos actuales se pueden realizar sobre el comportamiento de la actividad económica de las regiones durante el año 2020. En todos los casos la evolución ha sido muy negativa. Las estimaciones reflejan una caída muy intensa y rápida en todas las CCAA.
Gráfico 1: Estimaciones de crecimiento regional para el año 2020
Fuente: elaboración propia
Solo las dos CCAA netamente insulares (Baleares y Canarias) y las dos CCAA de mayor tamaño (Cataluña y Madrid) tienen crecimiento por debajo de la media nacional. Las más afectada son las CCAA con mayor presencia del turismo internacional, que ha desaparecido durante muchos meses. Las menos afectadas por la crisis (Extremadura, Murcia y Castilla la Mancha) suelen ser regiones con menor renta per cápita y una estructura productiva con mayor peso de sectores menos afectados (agrario).
La evolución del PIB de las CCAA durante 2021 dependerá de la evolución de la pandemia (rebrotes y vacuna), de la resiliencia y desgaste sufrido por la actividad empresarial, de la capacidad de adaptación al nuevo entorno (mayor peso de las TIC), de la eficiencia en la ejecución de las políticas de recuperación (fondos europeos), pero sobre todo vendrá condicionada por el rebote. La caída tiene mucho de coyuntural y podrá recuperarse en gran parte con la normalización. Aquellas CCAA más afectadas tendrán también una recuperación más pronunciada. En cualquier caso, lo que en se calificó de shock transitorio está permaneciendo más tiempo del inicialmente previsto y sus efectos están afectando a las cuentas de las empresas y familias y pueden provocar problemas más duraderos. Es pronto para separar la parte coyuntural de la estructural, pero hay un consenso creciente en que la crisis actual tiene algunos efectos de carácter más permanente. En este sentido es difícil esperar una recuperación de los niveles de 2019 hasta 2023. Algunas regiones tendrán que esperar más tiempo.
Nota: Estimaciones basadas en técnicas de inteligencia artificial, redes neuronales. En un reciente artículo publicado en Investigaciones Regionales explico cómo hacerlo y las ventajas en relación con otras técnicas.
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