La Riqueza de las Regiones (por la Asociación Española de Ciencia Regional

EDUCACIÓN Y COMUNIDADES AUTÓNOMAS

Por  José María Mella Catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid

Acabo de leer un artículo académico, cuyas conclusiones para algunas Comunidades Autónomas (CCAA) resultan preocupantes. Se trata del trabajo de De la Fuente y Doménech, El nivel educativo de la población en España y sus regiones: 1960-2011 (Publicado en Investigaciones Regionales, no. 34, primavera, 2016).

La principal conclusión es que, “de mantenerse los patrones actuales de escolarización y en ausencia de flujos migratorios, las perspectivas de una mayor convergencia educativa entre regiones son escasas”. Esto quiere decir que las CCAA afectadas, en tanto que regiones relativamente atrasadas por los niveles educativos, no tienen ante sí un futuro educativo esperanzador.

En efecto, Extremadura, Galicia y Murcia (juntamente con Andalucía y Castilla-La Mancha), por número medio de años de escolarización, se mantienen desde el año 1960 hasta la actualidad por debajo de la media española. En comparación, a lo largo de todos estos años, mientras regiones como Madrid, Navarra, Canarias y Baleares han incrementado el número de años de formación mucho más de lo esperado a partir de su posición inicial en 1960, otras, como Galicia, Asturias, Cantabria y Castilla y León han sufrido un aumento inferior del número de años de formación, viendo empeorar su posición relativa en el conjunto de las regiones españolas.

Conviene tener en cuenta también que las diferencias regionales en las tasas de fracaso escolar y el abandono temprano del sistema educativo son factores determinantes de las diferencias en los niveles educativos alcanzados por la población adulta en años posteriores.

La gravedad de este hecho procede de la idea económica de que los niveles educativos tienen una relación muy estrecha con los niveles de renta y las tasas de desempleo. Es bien conocido que el nivel educativo es un factor de primer orden de la productividad (producción por hora trabajada) y la probabilidad de empleo. En consecuencia, los bajos niveles educativos de Extremadura, Castilla-La Mancha, Murcia, Andalucía y Galicia, lastran su capacidad para incrementar la productividad, la renta per cápita y las oportunidades de generar puestos de trabajo.

Finalmente, y no por ello menos inquietante, existe una cierta convergencia (o igualación entre las regiones más atrasadas y las más adelantadas), pero solo en la educación secundaria de primer ciclo. Los ciclos educativos no obligatorios (segundo ciclo de secundaria) y, sobre todo, los universitarios, la situación es de divergencia y las disparidades interregionales podrían aumentar considerablemente en los próximos años.

En definitiva, estos resultados son sin duda una llamada muy seria de atención para nuestras autoridades educativas y un motivo de alarma para que nuestra sociedad se ponga en marcha para hacer frente a este reto que afecta a la formación de nuestros hijos y de nuestros nietos comprometiendo su futuro.

Una tarea que demanda una reforma de la educación en España con una voluntad de permanencia, al menos durante una generación de españoles. Tarea sin duda prioritaria para el nuevo gobierno, que debe basarse en un acuerdo amplio para escapar de la provisionalidad de reformas pasadas, lograr el entendimiento con las CCAA, buscar la mejora de la calidad de la oferta educativa y la participación activa de familias y escolares.