Trump y África: los problemas de los aranceles

Por José María Mella, profesor emérito de la Universidad Autónoma de Madrid
El examen de los aranceles impuestos por el actual presidente de Estados Unidos Donald Trump remite a tres problemas claves para las economías africanas. Problemas, que están directamente vinculados al pacto comercial entre Estados Unidos y África (AGOA, o Ley de Crecimiento y Oportunidades para África, por sus siglas en inglés), a la vulnerabilidad de las especializaciones sectoriales de los países africanos y a los desafíos económicos y políticos que estos países deben afrontar.
La mayoría de los analistas coinciden en afirmar que los aranceles de Trump podrían ser la “sentencia de muerte” para el pacto comercial entre Estados Unidos y África (AGOA). Dicho pacto, logrado bajo la administración presidida por Clinton hace 25 años, permite el acceso libre de impuestos de los consumidores estadounidenses a ciertos productos africanos. Con los nuevos aranceles, el pacto es el fin de las preferencias comerciales africanas. Por tanto, dejará de existir en los próximos meses del presente año, con efectos extraordinariamente negativos en forma de desindustrialización, pérdidas de empleo y aumento de los niveles de pobreza del continente.
No obstante, estos comentarios se hacen a partir de los dos aranceles anteriores al día 10 del presente mes de abril (Véanse dichos %, más abajo, entre paréntesis), pues a partir de esa fecha hasta el próximo mes de julio dichos aranceles se sustituyen por uno nuevo del 10% para todos los países africanos. Estos cambios forman parte obviamente del llamado “caos tarifario” de Trump.
PUERTO DE MOMBASA: PRINCIPAL PUERTO DE ÁFRICA ORIENTAL PARA EXPORTACIONES E IMPORTACIONES
Fuente: https://search.creativecommons.org/
La vulnerabilidad sectorial de los países africanos es evidente. Pongamos por caso, los textiles y la confección (Lesoto), el cacao (Costa de Marfil) o la vainilla, los textiles y los metales (Madagascar) con aranceles extraordinariamente elevados superiores en todos los casos al 40%. Países, la mayoría de ellos, sumamente empobrecidos.
Por otra parte, para grandes países africanos como Sudáfrica, Nigeria y Kenia, que mantienen acuerdos comerciales de larga data con Estados Unidos, los nuevos aranceles podrían introducir cambios significativos en los lazos económicos existentes. Sudáfrica (60%/30% de arancel) se verá especialmente afectada en los sectores de la agroindustria y la automoción. Nigeria (27%/14%) sufrirá una fuerte inestabilidad económica en el sector energético por reducciones de precios del crudo. Y Kenia (20%/10%) se verá dañada principalmente en los bienes agrícolas (flores, café y té).
Otros países relativamente grandes, pero con relaciones comerciales más recientes con Estados Unidos, como Angola (63%/32%), Libia (61%/31%) y Argelia (59%/30%), ven aumentar significativamente sus aranceles con fuerte impacto en las exportaciones energéticas. Por sus altos aranceles, pero en países de pequeño tamaño, cabe citar a Botsuana (74%/37%), Lesoto (50%/10%) y Mauricio (40/10%), que sufrirán los mayores impactos en diamantes los dos primeros y en textiles el tercero.
En este contexto, África tendrá que hacer frente a nuevos desafíos:
- acelerar su propio proceso de integración económica, a través del Acuerdo de Libre Comercio Continental Africano, que presenta una oportunidad para reducir la dependencia de los mercados occidentales (en concreto, del estadounidense) y mejorar el comercio interior africano.
- buscar la diversificación con nuevos socios comerciales, a través de asociaciones económicas y acuerdos con múltiples actores mundiales, que ayudarán a los países africanos a sortear las restricciones de las políticas comerciales de Trump. Los nuevos aranceles de Estados Unidos a China incentivan a las empresas de este último país a localizarse en África y brindan nuevas oportunidades de inversión para muchos países africanos.
- negociar y renegociar nuevos acuerdos bilaterales con Estados Unidos para paliar los efectos negativos de las políticas de Trump
- y diversificarse internamente en los sectores no petroleros fortaleciendo la agricultura, la tecnología y las manufacturas para reducir la vulnerabilidad a las perturbaciones comerciales mundiales. La inversión en infraestructuras, la facilidad para crear empresas y la mejora del entorno económico serán instrumentos de primer orden para afrontar los cambios del nuevo orden comercial.
En otras palabras, África se ve ante una coyuntura cargada de impredecibilidad e incertidumbre, características propias de la nueva geopolítica mundial, que afectarán a su capacidad de gobierno y de crecimiento futuros y exigirán reformas económicas y políticas en profundidad.
Estemos atentos a los próximos meses.
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