Aumento de las desigualdades en las migraciones interregionales – Entrada publicada en el Blog de Alde, (bAg): Blog de Economía de la Aldea Global – 16 de marzo de 2023
Por Miguel González-Leonardo (International Institute for Applied Systems Analysis, Austria), Antonio López-Gay (Universitat Autònoma de Barcelona y Centre d’Estudis Demogràfics) y Albert Esteve (Centre d’Estudis Demogràfics y Universitat Autònoma de Barcelona).
En un contexto global de reducción de las migraciones internas en la mayoría de los países de desarrollados, las tasas de movilidad interregional de los jóvenes nacidos en España se han multiplicado por 2,5 desde la década de 1990. El aumento de la migración interna en nuestro país, además, supone un punto de inflexión respecto a la tendencia decreciente experimentada en España desde la crisis económica de 1973, que siguió el éxodo rural masivo de los años cincuenta y sesenta. En esta publicación, analizamos las migraciones interregionales de los jóvenes españoles de entre 25 y 39 años durante el período 1992-2018. Para ello, utilizamos datos de la Estadística de Variaciones Residenciales y de la Encuesta de Población Activa.
Aumento de la emigración interna desde las regiones periféricas
En general, las tasas de emigración e inmigración han aumentado a lo largo de las últimas tres décadas en todas las comunidades autónomas, un hecho que pone de manifiesto un crecimiento generalizado de los movimientos interregionales (Figura 1). Sin embargo, los flujos de salida han aumento en mayor medida que los de entrada en Castilla y León, Extremadura y Castilla-La Mancha, exacerbando las tasas netas de migración negativas. Las tasas netas descendieron de un -4,2‰ a un -9,5‰ entre 1990-1996 y 2014-2018 en Castilla y León, de un 2,2‰ a un -8,1‰ en Castilla – La Mancha, y del -0,5‰ al -10,1‰ en Extremadura. Asturias, Galicia y Andalucía han mostrado un comportamiento similar, pero las pérdidas de población por migración interna fueron menos intensas. La Comunidad Valenciana, Cantabria, La Rioja, Murcia y Canarias registraron tasas netas positiva durante los primeros períodos analizados y valores cercanos a cero después de la crisis económica de 2008.
La Comunidad de Madrid ha experimentado la dinámica contraria, registrando un aumento en el número de entradas, especialmente desde la crisis de 2008, con una tasa de migración neta positiva del 10,7‰ en 2014-2018, mientras que los valores se situaban en torno a cero antes de la crisis. Las Islas Baleares registraron su auge inmigratorio en 1997-2001, con tasas más bajas, aunque positivas, entre 2002 y 2013, que volvieron a aumentar en 2014-2018. En Cataluña, la migración neta mostró valores cercanos a cero en la mayor parte del período estudiado, aunque con un ligero aumento a partir de 2014, y una tasa del 2,9‰ en 2014-2018.
Figura 1. Tasas de emigración, inmigración y migración neta (‰) entre la población nacida en España de 25 a 39 años, por comunidades autónomas: 1992-2018
Nota: Las comunidades autónomas están ordenadas según su localización.
Fuente: Elaboración propia a partir de la EVR, el Padrón Municipal de Habitantes y Censo de 1991.
Aumenta la emigración desde las capitales de provincia de las regiones despobladas
En los últimos años, las capitales provinciales de Castilla y León, Extremadura y Castilla-La Mancha han registrado pérdidas importantes de jóvenes por migración interregional (Figura 2). En 2014-2018, las tasas de migración neta de las capitales alcanzaron un -11‰, -9,9‰ y -9,7‰ en cada comunidad autónoma, respectivamente. Este fenómeno es relativamente reciente, ya que los balances migratorios negativos se han registraron históricamente en municipios rurales. Tanto el medio rural como el urbano han mostrado pérdidas de población crecientes por migración interna a lo largo del período de estudio, pero las tasas han descendido con mayor intensidad en las capitales. Se observa la misma tendencia en Asturias y, en menor medida, en Galicia y Cantabria. Las capitales de Andalucía, la Comunidad Valenciana y Aragón también han mostrado signos de un incipiente éxodo urbano, aunque las salidas muestran una menor intensidad.
Por otra parte, la tasa de migración neta en la ciudad de Madrid experimentado un fuerte incremento desde 2008, con una tasa neta del 20,1‰ en 2014-2018. También se observa un crecimiento del saldo positivo en las capitales catalanas, principalmente como consecuencia de un atractivo creciente de la ciudad de Barcelona. La migración neta en las capitales vascas pasa de ser negativa a positiva al final del período analizado, pero con valores moderados. En las Islas Baleares, no hay grandes diferencias entre las tres tipologías territoriales.
Figura 2. Tasa de migración neta (‰) entre la población nacida en España de 25 a 39 años, por comunidades autónomas y tipología territorial (capitales de provincia, otros municipios urbanos y áreas rurales): 1992-2018
Nota: Las comunidades autónomas están ordenadas según su localización.
Fuente: Elaboración propia a partir de la EVR, el Padrón Municipal de Habitantes y Censo de 1991.
Migración selectiva, fuga de cerebros y acumulación de capital humano cualificado
Como resultado de la expansión educativa, el porcentaje de adultos jóvenes españoles con estudios universitarios ha aumentado a lo largo de las últimas décadas, tanto para el conjunto de la población nativa como para los migrantes interregionales (Figura 3). Sin embargo, la proporción de titulados universitarios se ha incrementado en mayor medida entre los migrantes internos, generando un aumento de la selectividad migratoria. El porcentaje de adultos jóvenes con estudios universitarios pasó del 16,2% en 1992-1996 a un 32,7% en 2014-2018, mientras que aumentó del 17,4% al 42,4% en el caso de los migrantes internos.
Figura 3. Porcentaje de migrantes interregionales y de población nativa con estudios universitarios. Población nacida en España de entre 25y 39 años: 1992-2018
Fuente: Elaboración propia a partir de la Encuesta de Población Activa (EPA).
El nivel educativo de las personas que abandona su región de origen es superior de la población nativa en la mayoría de las regiones, excepto en Extremadura y Andalucía durante la década de 1990, en la Comunidad de Madrid desde 2002 y en Cataluña desde 2008. Sin embargo, la selectividad negativa sólo alcanzó un nivel significativo en Madrid durante la segunda mitad del periodo estudiado. En 2014-2018, el 30,7% de los emigrantes internos madrileños tenía estudios universitarios, en comparación al 40,4% de la población nativa. La migración selectiva en Castilla y León, Extremadura y Castilla – La Mancha, así como en Asturias, Galicia y Cantabria, se ha reforzado, especialmente después de la crisis de 2008. Esta tendencia es más notable en Castilla y León, donde la proporción de emigrantes con título universitario pasó del 20,1% en el período 1992-1996 al 57,2% en 2014-2018, mientras que la cifra solo aumentó del 18% al 37% entre el conjunto de la población autóctona.
La emigración selectiva suele estar acompañada por un desajuste importante entre el nivel educativo de los individuos que salen y entran en cada región. Dicho desajuste ha aumentado a lo largo del tiempo y, de nuevo, las regiones del interior y del norte muestran las diferencias más destacadas. El perfil educativo de los inmigrantes interregionales y el de los emigrantes eran similares en Castilla y León a principios de los noventa, con un porcentaje de titulados universitarios del 20-25%. 25 años después, sin embargo, la proporción aumentó hasta el 35% entre los jóvenes que llegaran a la Castilla y León, mientras que alcanzó el 57,2% en el caso de la población que se marcha, la cifra más alta de todo el país entre los emigrantes. Los flujos de salida presentan un mayor nivel de instrucción que los de entada en todas las regiones desde 2008, excepto en la Comunidad de Madrid y Cataluña. En Madrid, el 65% de los residentes nacidos en otras regiones españolas y con una edad comprendida entre los 25 y los 39 años tenía un título universitario en el período 2014-2018, un valor que duplica el porcentaje de la población nacida en Madrid y que residente en otras comunidades autónomas españolas, 30,7%. El mayor incremento del nivel de estudios de los inmigrantes a lo largo del periodo d estudio es muy aparente, ya que tanto los emigrantes como los inmigrantes internos registraban valores cercanos al 25% en 1992-1996.
Figura 4. Porcentaje de personas con estudios universitarios entre la población sedentaria, los emigrantes y los inmigrantes interregionales, por comunidades autónomas. Población nacida en España de entre 25 y 39 años: 1992-2018
Nota: Las comunidades autónomas están ordenadas según su localización.
Fuente: Elaboración propia a partir de la Encuesta de Población Activa (EPA).
Conclusión y Discusión
El aumento de la migración interregional de los jóvenes españoles ha generado una mayor desigualdad en los intercambios de población entre regiones, impulsada por una creciente polarización socioeconómica del territorio. Las regiones del interior y del noroeste, especialmente las primeras, han registrado tasas de migración neta negativas crecientes durante el siglo XXI. Además, actualmente las capitales de provincia de estas regiones son los territorios que experimentan mayores pérdidas de adultos jóvenes por migración interna. En suma, se observa un aumento de la selectividad de los emigrantes internos. Actualmente, estas regiones, que sufrieron el éxodo rural de los años 50 y 60, están afectadas por un incipiente éxodo urbano desde sus capitales.
Todos estos cambios se han acelerado desde la crisis económica del 2008. Las regiones que han quedado atrás en la economía globalizada tienen una estructura productiva basada en industrias tradicionales y servicios de bajo valor añadido, y, por lo tanto, requieren mano de obra de media y baja calificación. Por tanto, su estructura productiva es incapaz de emplear el creciente número de graduados universitarios locales como resultado de la expansión educativa. En consecuencia, estas regiones y sus ciudades presentan altos niveles de desempleo y sobreeducación en el mercado laboral entre los titulados universitarios en comparación a la media nacional. Además, las regiones periféricas dependen en gran medida del empleo público y los recortes relacionados con la crisis económica pueden haber tenido un papel importante en el aumento del número de titulados universitarios que abandonan la región.
El atractivo de la ciudad global de Madrid ha aumentado considerablemente para los jóvenes con estudios universitarios provenientes de otras regiones españolas, como resultado del fuerte crecimiento económico de la ciudad. Esto puede deberse a los siguientes factores: el efecto capital; el desarrollo de infraestructuras radiales alrededor de Madrid; y las economías de aglomeración, vinculadas principalmente al crecimiento de la atracción de inversiones extranjeras, que incluyen un peso importante de actividades tecnológicas.