La Europa vaciada: ALBANIA
Por Marta Muñoz Guarasa – Profesora titular de Economía Aplicada de la Universidad de Jaén
Este trabajo no pretende ser un análisis exhaustivo de la economía de Albania, sino de la visión de una economista que ha tenido un conjunto de vivencias en este país y ha observado algunos problemas socio-económicos y políticos y que tan lejanos, o no, nos resultan a los miembros de la Unión Europea.
Antes de exponer las ideas que quiero transmitir empezaré por hacer un resumen de las características de ese país. Está situada al sureste de Europa, en los Balcanes Occidentales y limitan con Montenegro al noroeste, con Kosovo al noreste, República de Macedonia del Norte al este y Grecia al sur y al sureste. Tiene una superficie de 28.750 km cuadrados y 2.862.427 habitantes, muy similar a la región gallega.
Los principales datos macroeconómicos disponibles se presentan en la siguiente tabla.
Tabla 1. Principales datos macroeconómicos de Albania
Nota: los datos que contiene la tabla son los últimos disponibles en INSTAT (institut of Statistic of Albania). Sin embargo, los relacionados con el sector público son más escasos por lo que hemos optado por los publicados por Expansión (Datosmacroeconómicos.com).
Fuente: INSTAT (Instituto de Estadística de Albania). (*) Expansión Datosmacro.com
En un primer diagnóstico los datos macroeconómicos no reflejan una situación muy pesimista, con una tasa de paro no muy alta, baja inflación y un sector público aparentemente saneado. Sin embargo, en especial, la baja renta per cápita nos ofrece indicios de que la situación económica no es del todo buena a lo que hay que añadir los desequilibrios regionales.
La estructura productiva (con fecha del III trimestre de 2018) y, de acuerdo con la información del Ministerio de Asuntos Exteriores de España, se distribuye entre agricultura (21 por 100 del PIB), industria -incluida minería, manufacturas, electricidad, gas y agua- (13,9), construcción (10,6) y Servicios (54, 5 por 100). Como podemos observar ésta se caracteriza por un alto peso del sector primario y bajo de la industria, propio de los países menos desarrollados y lo que puede explicar, en parte, la baja renta per cápita.
Desde el punto de vista político, hay que mirar atrás para comprender la situación actual. Tras el final de la Segunda Guerra Mundial se instaura un sistema comunista al acceder Enver Hoxha al gobierno, bajo la influencia de la Unión Soviética. En 1985 y, tras más de cuarenta años de mandato, muere el dictador y le sucede Ramir Alia tanto en el cargo como en las políticas aplicadas. En 1991 cae el sistema comunista y al año siguiente se convocan elecciones, las cuales son ganadas por el Partido Democrático de Albania. Todo parecía ir por mejor camino, pero en 1997, tras la subida al poder de Sali Berisha y la pésima situación financiera sumó al país en un caos, con bombardeos, llegando casi a una guerra civil. En 1998 se aprueba la Constitución y se han ido alternando el Partido Democrático (hasta 1997, 2005-2013) y el Partido Socialista (1997-2005 y desde septiembre de 2013 hasta julio de 2017), este último año sube al poder el Movimiento Socialista por la integración, con su líder Ilir Meta). Pero toda esta alternancia se ha producido con la no aceptación de las fuerzas perdedoras (Ministerio de Asuntos Exteriores de España, p. 4) con la consecuente inestabilidad política y económica. Ante esta situación, tras los comicios de 17 junio de 2017, los dos partidos políticos principales firman un acuerdo del compromiso de aceptación de los resultados por ambas partes. No obstante, aunque han intentado solucionar los problemas con el asesoramiento exterior, estos siguen existiendo. Las últimas elecciones municipales que han tenido lugar el pasado 30 de junio se han celebrado en un clima de crispación y ha resultado ganador el ASE (coalición de partidos regionales que lidera el Partido Socialista) en la mayoría de los condados, pero acusado de abuso electoral y corrupción. En este contexto, la participación de los ciudadanos censados ha sido minoritaria y, tal como me han puesto de manifiesto diferentes habitantes de ese país, el rechazo y la sospecha hacia el poder político continúa.
La herencia comunista y la situación de corruptela política, judicial, profesional, etc., han desembocado en una desconfianza y resignación de la población hacia los políticos y hacia sus conciudadanos que es difícil de superar. El peligro de este tipo de gobiernos- herencia comunista y gobiernos posteriores- es que no sólo no solucionan los problemas económicos presentes, sino que hipotecan las condiciones de vida futura de la sociedad. Las fuerzas políticas españolas deberían aprender de estas “malas experiencias” y olvidarse de intereses personales y partidistas e intentar formar gobierno de coalición para crear un clima de estabilidad que no lleve a la población a una desconfianza en la política y la economía y que conllevaría a una caída de la inversión y del consumo y, por tanto, de las rentas y del empleo.
A pesar de los problemas políticos planteados anteriormente, Albania inició un proceso de apertura exterior y una de sus manifestaciones ha sido su inclusión en distintos organismos internacionales tales como ONU, OTAN, OSCE, OMC, Organización para la Cooperación Islámica y de la Unión para el Mediterráneo, de la que es miembro fundador. Asimismo, el 24 de abril de 2009 Albania presentó su solicitud de adhesión a la Unión Europea y el Consejo Europeo de los días 26 y 27 de junio de 2014 decidió que Albania fuese país candidato. En las Conclusiones del Consejo de Asuntos Generales de 15 de diciembre de 2015 se reconocía el empeño constante de este país en el cumplimiento del programa de reforma. En dicha ocasión el Consejo destacó el papel fundamental de la reforma judicial. El 18 de junio de 2019 el Consejo tomó buena nota de la recomendación de la Comisión de iniciar las negociaciones de adhesión con Albania y con la República de Macedonia del Norte. El Consejo volverá a tratar esta cuestión a más tardar en octubre de 2019 (Consejo de la Unión Europea, 2019).
¿Pero cuál es la realidad albanesa en la actualidad? Lo primero que he observado en este país es que los salarios son excesivamente bajos y se combinan con altos precios -valga como ejemplo que un profesor/a de primaria no puede vivir con su sueldo y se ven abocados/as a buscar otros trabajos. Si bien la inflación es moderada, la variabilidad de precios entre productos es muy alta, especialmente entre nacionales e importados y estos últimos no están al alcance del ciudadano medio.
Los bajos salarios no permiten a los trabajadores vivir dignamente, de ahí que la única opción para muchos de ellos, especialmente para los jóvenes, es la emigración. Los datos al respecto son alarmantes. En el año 2018 emigraron 38.703 personas, mientras que inmigraron 23.673 (muchos de ellos refugiados). El saldo es negativo de 15.030 personas. Ese año no ha sido una excepción, la pérdida de población es una constante a lo largo del tiempo. Desde 2014 a 2018 la emigración alcanzó 199.108 personas y la inmigración 117.319, lo que ha supuesto una pérdida de 81.790 habitantes, que representa un 2,85 por 100 del total. Con estas cifras se entiende que la tasa de paro no sea muy alta.
Los jóvenes, actores principales de la sociedad albanesa, desconfían de las instituciones y muestran poca esperanza en el futuro por lo que muchos de ellos se plantean como primer objetivo salir al exterior para buscar un mejor puesto de trabajo o estudiar en Albania para labrarse un futuro más prometedor en otros países.
¿Qué sería necesario para mejorar la situación? En mi opinión lo principal es crear un verdadero Estado de Derecho en el que los políticos lleven a cabo los procesos electorales con transparencia y honradez, que no sean corruptos y que persigan la corrupción de otros estamentos. A partir de aquí, desde el punto de vista económico, entre otras medidas, habría que ir transformando la estructura productiva- aunque sabemos que este proceso necesita un espacio largo de tiempo-, aumentando el peso de industria. Otro aspecto importante sería facilitar la entrada de inversores extranjeros, los cuales pueden aportar capital, tecnología y nuevas formas de organización más eficientes.
Esperemos que ante la voluntad de Albania de pertenecer a la UE, el gobierno se plantee todas estas cuestiones, algunas de las cuales -especialmente políticas-, han sido ya indicadas por esta institución supranacional para el éxito del proceso de integración.
Por último, quisiera terminar este trabajo con una frase muy significativa que estaba escrita en una pared de Gjirokaster, al sur de Albania, y que puede resumir claramente el sentimiento de frustración de la población: “In the town of broken dreams. And in the end All I harned was how to be strong alone”.
Referencias bibliográficas
Consejo de la Unión Europea (2019): Albania. Situación de las negociaciones, Consejo de la Unión Europea, https://www.consilium.europa.eu/es/policies/enlargement/albania/ (visto 4 de octubre de 2019).
Expansión (2019): Datosmacro.com, Expansión (visto 4 de octubre de 2019)
INSTAT (Institute of Statistics of Albania) (2019): INSTAT, http://www.instat.gov.al/en/ (visto octubre 2019)
Ministerio de Asuntos Exteriores de España (2019): Ficha país Albania, Oficina de Información Diplomática,http://www.exteriores.gob.es/Documents/FichasPais/ALBANIA_FICHA%20PAIS.pdf, (visto 4 de octubre de 2019).
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