El desigual impacto de la recuperación económica sobre los mercados de trabajo regionales
Parece un hecho indiscutible que la recuperación de los niveles de actividad económica comienza a notarse en la evolución de los principales indicadores, ya sea en términos de producción (con tasas de crecimiento del PIB cada vez mayores) como en términos de ocupación, con una reducción generalizada del desempleo, y una positiva evolución de la tasa de paro, que, sin embargo, sigue en niveles inaceptablemente elevados (18,8% en el primer trimestre de 2017). Dado que una de las características definitorias de nuestro mercado laboral es la presencia de fuerte diferencias regionales, cabe preguntarse si esta recuperación está haciéndose patente (o si presenta igual intensidad) en los diferentes territorios. El objetivo de esta entrada es, por lo tanto, presentar una breve descripción de la evolución más reciente del mercado de trabajo a nivel regional es España.
Si tomamos como referencia el año 2013, en el que a nivel agregado la ocupación tocó suelo (después de haberse destruido 3.440.000 empleos desde 2007, un 16,7% del total), el mercado de trabajo ha comenzado a recuperar poco a poco los niveles de empleo, de forma que entre 2013 y 2016 se han creado 1.202.600 nuevos empleos, un 7%. A nivel regional, la evolución ha sido muy desigual. La destrucción de empleo entre 2007 y 2013 fue encabezada por Andalucía, Comunidad Valenciana y Murcia (con variaciones respectivas del -20,5% para las dos primeras y del -19,3% para la tercera), mientras que Baleares, Navarra y País Vasco se situaban en el extremo contrario (variaciones respectivas del -6,7%, -12,6% y -12,7%). La recuperación, por el contrario, está teniendo en dos territorios generalmente caracterizados como de alto desempleo (Canarias y Extremadura) a dos claros protagonistas, con tasas de variación respectivas del 11,4% y 10,2%, aunque la comunidad que lidera el crecimiento de la ocupación es Baleares, con un aumento del empleo del 11,5% desde 2013.
La evolución de la población activa ha sido otra de las fuentes de disparidad regional en los últimos años. A nivel estatal, la actividad aumenta entre 2007 y 2013 en 764.100 trabajadores (un 3,4%), para presentar una caída de 367.400 (un 1,6%) entre 2013 y 2017. A nivel regional, de nuevo, las diferencias son muy aparentes: mientras que en la fase más aguda de la recesión la actividad aumentaba fuertemente en Baleares o Canarias (variaciones respectivas del 11,5% y 10,6%), en el País Vasco o Aragón se producían caídas (-1.9% en el primer caso, -0,4% en el segundo). Sin embargo, en la fase de recuperación que comienza en 2013, tan sólo Baleares (que se confirma como la región más dinámica en términos de mercado laboral) presenta una tasa positiva (0,7%), muy lejos de las caídas del 3,7% de Asturias o del 3,3% en Murcia.
El resultado de esta doble dinámica es que las tasas de desempleo presentan evoluciones muy diferentes, dentro de una tendencia generalizada a su reducción. Así, entre 2007 y 2013 la tasa de paro aumentó más en Andalucía (23,5 puntos porcentuales, p.p.), Canarias (23,2 p.p.) y Castilla-La Mancha (22,3 p.p.), mientras que los aumentos fueron considerablemente inferiores en el País Vasco (10,4 p.p.), Navarra (13,2 p.p.) y Madrid (13,5 p.p.). Desde 2013 las reducciones de esta tasa de paro han sido mayores en Murcia (9,2 p.p.), de nuevo Baleares (8,4 p.p) y Canarias (7.7 p.p), mientras que en el País Vasco, Madrid y Galicia dichas reducciones han sido más modestas (4 puntos en los dos primeros casos, 4,9 en el caso de Galicia).
Figura 1
Uno de los aspectos de la recuperación que está marcando el debate político y académico está relacionado con la calidad del nuevo empleo. Las sucesivas reformas del marco de relaciones laborales han favorecido una mayor flexibilidad, sobre todo al despido, y aunque se ha tratado de incentivar la contratación indefinida, no está del todo claro que esta sea la opción elegida por las empresas. Un análisis detallado de esta cuestión queda fuera del ámbito de una entrada de blog, pero podemos emplear los datos aportados por la EPA para analizar una de las muchas dimensiones de la precariedad laboral, como es la tasa de temporalidad. El mercado de trabajo español presentaba antes del estallido de la crisis las mayores tasas de temporalidad de las economías de la Unión Europea, y la profunda recesión provocó que la mayor parte del ajuste de la ocupación recayese sobre los trabajadores temporales. Ello favoreció una fuerte reducción de la tasa de temporalidad, que pasó del 31,6% al 23,1% entre 2007 y 2013. El avance de la ocupación está incrementando de nuevo el peso de los temporales sobre el total de asalariados, situándose la tasa de temporalidad en 2016 en el 26,1%. De nuevo, la heterogeneidad regional es muy elevada. Desde 2013, los mayores avances en la tasa de temporalidad se dan en Castilla-La Mancha, Navarra y Castilla-León (5,2 p.p., 5 p.p. y 4,4 p.p. respectivamente), mientras que los menores incrementos se han producido en Extremadura (3 décimas), Comunidad Valenciana (7 décimas) y La Rioja (1,6 p.p.). Por tanto, esta dimensión de la precariedad está afectando de forma muy desigual a las diferentes regiones españolas.
Figura 2
Nota: Todos los datos empleados en esta entrada han sido tomados de la Encuesta de Población Activa, publicada por el INE.
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