La Riqueza de las Regiones (por la Asociación Española de Ciencia Regional

Los problemas de las grandes ciudades, son problemas nacionales

Los problemas de las grandes ciudades, son problemas nacionales

Por Jorge Díaz Lanchas-Investigador

Como en las últimas semanas los medios de comunicación están copados con los asuntos que nos llegan desde Cataluña, poca atención se le está dando a una noticia que, allá por la Navidad de 2016, causó mucho revuelo mediático: la contaminación en Madrid.

En ese momento, la importancia que se le dio en la mayoría de medios a la gestión de los niveles de contaminación, fue criticada por considerarse que éste era un tema puramente madrileño y que, por lo tanto, no debía de ser discutido por el conjunto de la sociedad española. Pero nada más lejos de la realidad. El caso es que ese debate, es decir, cómo gestionar la contaminación, poco tiene de ser madrileño sino que supone ser un tema de primer orden…nacional. Y es que, lo que se percibió como un problema local, en cierto modo estaba subestimando el poder que tienen las ciudades a la hora de crear problemas (o beneficios) que repercuten a nivel de país.

La investigación académica se ha encargado en multitud de ocasiones de testar empíricamente el efecto denominado urban-scaling (“escala urbana”). En un interesante artículo, los autores Andrés Gómez, Oscar Patterson y Ricardo Hausmann analizan como, una serie de fenómenos que de forma general consideramos como nacionales, ocurren una vez que éstos han alcanzado cierta prevalencia a nivel de ciudad. Entre dichos fenómenos, analizan la educación, el empleo o la innovación, a la vez de variables de índole social como el crimen o incluso las enfermedades de transmisión sexual.

La idea central de estos autores es que una serie de elementos (factores) complementarios han de darse simultáneamente para que los fenómenos mencionados anteriormente tengan lugar. Si se dan estas condiciones, estaríamos hablando de fenómenos complejos, siendo más complejos aquellos que necesiten un mayor número de elementos a su alrededor para que aparezcan. Curiosamente, esta complementariedad de elementos tiene su origen a nivel de ciudad, pues éstas son capaces de albergar las condiciones necesarias para acumular un mayor número, y también una mayor diversidad, de elementos, permitiendo con ello “pegar un gran salto” en la incidencia del fenómeno estudiado.

Para desarrollar su teoría, los autores plantean una relación simple pero que posee gran poder predictivo: el fenómeno de interés mantiene una relación directa con el nivel de población de la ciudad. La siguiente figura muestra gráficamente dicha relación entre la población de la ciudad (eje horizontal) y  el suceso en cuestión (eje vertical). Puede observarse claramente que a mayor nivel de población, mayor es la probabilidad de que ocurra dicho fenómeno. Además, en cada gráfico, diferencian dos tipos de variables. Así, por ejemplo en el caso de los crímenes, diferencian entre robos con asalto (robbery) y allanamientos de morada (burglary), mostrando que el segundo posee una mayor pendiente que el primero, lo que nos indicaría que hay fenómenos (robbery) cuya prevalencia y mayor incidencia es propia de las ciudades muy grandes, mientras que su impacto sería mucho más bajo en ciudades pequeñas o incluso en áreas rurales.

Con todo, podríamos concluir que el modelo que plantean estos autores nos permite entender que, en las grandes ciudades, se concatenan una serie de elementos diferentes a las “no-ciudades” (no sólo estamos hablando de zonas rurales) que llevan a que determinados sucesos florezcan con una mayor intensidad. De lo contrario, la menor concentración de población y la menor diversidad de elementos complementarios, pueden generar que un fenómeno no alcance un nivel (“masa crítica”) por el cual se convierta en un suceso de gran envergadura.

Volviendo al caso de la contaminación en Madrid, posiblemente estemos viendo este problema de urban-scaling. Para ciudades medianas y pequeñas, el nivel de población y la menor diversidad de elementos, estaría provocando que la contaminación no llegase a cierto umbral con el que saltasen las alarmas a nivel nacional. Pero en Madrid, y en menor medida en Barcelona, esa escala sí puede haberse alcanzado, de modo que un problema como el de la contaminación se ha acabado convirtiendo en asunto de escala nacional. Así, la próxima vez que se hable de la contaminación, sería más prudente no tomárselo como un tema que sólo afecta a los madrileños y por el cual ellos mismos tendrían que proponer sus soluciones, sino que estaríamos hablando de un temasque nos urge a todos…prácticamente por igual.

Figura. Relación entre la población urbana y los fenómenos estudiados

 

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